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1909 20 Agosto 2015

 

 

“Usted simplemente acata”
Eloy Garza González

 

San Pedro Garza García.- En los gobiernos suele haber dos tipos de ilícitos: los que se dan en el proceso de licitación, compra y pago a proveedores, y los que se dan exigiendo la comisión correspondiente a los mismos proveedores.

El quórum que esperaba Rodrigo Medina en el Congreso local apuntaba a limpiar el primer tipo de ilícito. Es decir, se aprobarían las diversas cuentas públicas con base en la documentación que el propio Ejecutivo entregó al Legislativo local. Esto sin olvidar que ya pasaron por la instancia de la Contraloría del Estado. En este escenario, las posibilidades de descubrir irregularidades se reducen considerablemente, así sea debatida por la actual legislatura o la siguiente.

El segundo tipo de ilícito, o sea la entrega de comisiones o moches a gobernantes que eligieron a sus proveedores favoritos, es más difícil de comprobar. Hay quien dice de manera exagerada que es el crimen perfecto. Se equivocan; si bien es un proceso complicado para fincar responsabilidades y el camino legal es más sinuoso, las consecuencias pueden llegar a ser muy graves en lo personal para el gobernante corrupto.

Los altos jerarcas suelen dar línea a los burócratas responsables de las licitaciones públicas, como tal parece fue el caso del actual gobierno estatal. Se dice que a muchos funcionarios públicos los obligaron a manipular licitaciones o asignaciones directas, acatando a lo largo de estos años la omertá italiana, esa regla no escrita que se imponen los mafiosos para guardar silencio.

En palabras registradas en llamadas telefónicas vueltas públicas, el mandamás del gobierno le ordena al funcionario: “le van a entrar unos  nuevos afectos y unas nuevas líneas y no quiero batallar”. Para luego rematar que “no se pierda en el camino, usted simplemente acata instrucciones”.  El servidor público que no aceptaba este tipo de subordinaciones al margen del organigrama formal, tenía la libertad de largarse, con la advertencia de que el poder le destruiría su reputación. Por eso, muchos servidores públicos que no se prestaron al enjuague, optaron por renunciar. Algunos salieron bien, como Othón Ruiz, otros no.  

¿Esto significa que la administración estatal se rige bajo la omertá de la mafia siciliana? Mi respuesta es muy simple: sí.

 

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