LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Reforma educativa es reforma política
Edilberto Cervantes Galván

 

Monterrey.- El cambio de Secretario de Educación Pública del Gobierno Federal abrió un espacio de comunicación entre el gobierno y los maestros.

El fin de semana pasado se celebró, en Monterrey, un evento en el que el nuevo Secretario de Educación pudo comunicarse directamente con los integrantes de la estructura del SNTE de todo el país.

El secretario Aurelio Nuño Mayer se refirió al instrumento de la Reforma Educativa: la evaluación, que es obligatoria para todos los maestros y para todos los que quieran incorporarse al servicio. Rechazó la interpretación de que se trata de una evaluación que busque castigar o correr al maestro.

Dijo que con la evaluación se trata de identificar áreas de oportunidad: qué están haciendo bien y qué necesitan mejorar; para ello se desarrollarán programas a fin de que los maestros mejoren sus capacidades y competencias. Además, subrayó, habrá un nuevo esquema de estímulos económicos que beneficiará de manera significativa al maestro en servicio.

De ahora en adelante, “el futuro del maestro sólo va a depender de él, de su esfuerzo y de su talento, ya no del favor de un líder, de algún tipo de relación clientelar o corporativa. Los maestros que logren buenos resultados ganarán más”.

A partir del próximo año toda persona que tenga un título universitario podrá concursar por una plaza docente, lo cual va a aumentar la competencia por lograr una plaza. Para elevar las posibilidades de los normalistas, frente a este desafío, se comprometió a fortalecer a las escuelas normales, en todos los sentidos.

El Secretario Nuño amplió su interpretación de la reforma en una entrevista que concedió al periódico La Jornada. Señaló que la reforma no es sólo una reforma administrativa y laboral. Significa un cambio radical que modifica drásticamente la relación entre el magisterio y el Estado.

Y fue más explícito: “Es una reforma política, sin lugar a dudas, y como tal cambia temas administrativos y laborales, pero no se reduce a eso, por eso tiene tal impacto, porque transforma las relaciones políticas dentro del sistema educativo”.

Con la reforma y la evaluación se eliminan o abandonan los usos y costumbres en la asignación de plazas, y en las decisiones sobre cambios y promociones. Se hace nula la intervención de la estructura sindical en los procesos administrativo-laborales y también se evita la intervención de la burocracia educativa. Claro que habrá que esperar a que el sistema de evaluación funcione bien y a plenitud y que no se preste a simulación.      

Aurelio Nuño también declaró que el Presidente le dio la instrucción de que sea un secretario de Educación muy cercano a los maestros: “A los que están diario en el salón de clases, a los de base, y también muy cercano al sindicato. Con la sana relación que debe tener la autoridad con el sindicato. Que debe ser muy cercana, de diálogo permanente, pero sin confundir roles. Es decir, la autoridad es autoridad, y el sindicato es sindicato”.

Agregó que la razón del sindicato es velar por los derechos laborales y buscar mejores condiciones de trabajo y económicas de sus representados. La de la autoridad es conducir la política educativa, aplicar las leyes; “pero esto se puede hacer en perfecta armonía”.

El nuevo secretario no se comprometió a tener nuevos programas de estudio plenamente desarrollados para antes del 2018, pero que sí se hará una revisión de los existentes.

Señaló que va a ser un secretario muy cercano a los gobernadores, porque reconoce que si no logra una coordinación efectiva con las entidades federativas, la reforma y todo lo demás se puede quedar en buenas intenciones.

En lo inmediato, para financiar el programa de infraestructura educativa más ambicioso en mucho tiempo, los gobernadores tendrán que comprometer un 15 por ciento de los recursos que reciben los estados a través del Fondo de Aportaciones Múltiples durante los próximos veinte años. Se trata de: “traer recursos de futuro al presente; en lugar de tardarnos 20 años en gastarlos, lo vamos a hacer en tres años”.