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1958 28 Octubre 2015

 

 

Carencia de interés “legítimo”
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Las “fugas” del Chapo Guzmán no nos sorprenden ni nos asombran. Lo que nos dejó con la boca abierta fue el hecho de que en tiempos idos un par de juzgadores lo condenara a prisión cuando muchos pensábamos que Peña Nieto nombraría al sinaloense titular de la Comisión Nacional de Seguridad, procurador general, o ministro de la Suprema Corte de Justicia.

Sabemos de qué lado masca la iguana. Por ello, no causó estupor el fallo del juez primero de Distrito en Materia Penal, Eustacio Esteban Salinas Wolberg quien, olímpicamente, les dio con la puerta en las narices a varios miles de ciudadanos quienes desde hace rato exigen que se investigue –como si hiciera falta– el origen de la multimillonaria fortuna de los Medina.

Dice Salinas que es improcedente tomar en cuenta el recurso legal que se pretendió emplear para poner en la picota a la familia de ejidatarios. El togado alega que no hay un interés “legítimo” en exponer el latrocinio de tan bonito grupo familiar. “Los quejosos”, añade nuestro Salomón, “única y exclusivamente cuentan con un interés simple, como el que tiene la sociedad en general, que es insuficiente”.

Vaya: tal vez necesitamos, como en los rudimentos de contaduría, un interés compuesto. Papá Medina y sus vástagos tienen, de sobra, poder político y riqueza económica para inclinar en su favor los dos platos de la balanza.

Siempre se ha sabido que la judicatura es lo más podrido del Sistema. Tampoco es una novedad.

En su clásico “El canillitas”, don Artemio de Valle Arizpe escribió que “la señora Justicia siempre está afectando una rigidez de principios morales enteramente catoniana; pero si hay con qué untarle la mano, ‘unto mexicano’ o ´ungüento amarillo´, se ablanda más que vela de sebo junto al calor del fogón”.

Pie de página
Me quito el sombrero ante Brozo, alias Víctor Trujillo. Bien majo, Brozo puso en su lugar al secretario de la Defensa, general Salvador Cienfuegos, quien es proclive a considerar al Ejército como parte de su patrimonio personal. “mi Ejército… mis soldados”, dice el funcionario, venga o no al caso. El Ejército, le puntualizó Brozo, no es de usted, general: es de la nación.

hugo1857@outlook.com

 

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