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1992 15 Diciembre 2015

 

 

Conejillos de Indias
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- El pueblo de México sigue con hambre y sed de justicia. En 2004, el doctor Julio Sotero Morales usó a 124 mexicanos como conejillos de Indias en un experimento para probar si funcionaba un aditamento médico de su invención. No funcionó y los pacientes quedaron inhabilitados para el resto de sus días. Por demandas no queda, pero ninguna prospera.

Sotero es director general del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, con sede en la ciudad de México. Implantó en 124 pacientes con tumores y/o exceso de fluido cerebrales un tubo que, supuestamente, serviría para drenar dicho exceso.

El aparato, se supone, conecta el cerebro con la zona peritoneal. Las autoridades del ramo nunca autorizaron el uso del tubito, que plantaron a los enfermos médicos residentes. El resultado fue un desastre. El “invento” de Sotero no tiene válvula para regular la presión. Los dolientes no pueden dormir acostados porque se derraman los fluidos.

Esta es sólo una de las afectaciones que sufren. El costo industrial de la “invención” es de cuarenta pesos. Los médicos residentes, ya se sabe, en el mejor de los casos devengan un salario simbólico.

Sotero cobró a cada una de estas personas 300 mil pesos. Una de las afectadas, la abogada María de Lourdes Walkup, llevó el caso a la PGR y a la Comisión Nacional de Arbitraje Médico. Desde luego, no le hicieron caso.

Al igual que muchos otros mexicanos, antes que ella y, sin duda, después de ella, la litigante entendió que para desfacer entuertos tenemos que recurrir a instancias extranjeras. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ya tomó cartas en el asunto.

¿Podemos aspirar a la democracia si se nos niega la justicia?

Pie de página
Convengamos en que, a veces, es un poquito difícil entenderle a México. Somos un país muy pobre, pero Pemex es nuestra, al igual que el petróleo que extrae y que, refinado, nos lo vende en catorce pesos el litro. En Estados Unidos, nación muy rica, la paraestatal les vende a los vecinos el litro en el equivalente a siete pesos. ¿Podrá alguien explicarme ésta pequeña contradicción?

hugo1857@outlook.com

 

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