Suscribete

 
2008 6 Enero 2016

 

 

Territorio de tragedia
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- A los políticos mexicanos les encanta hacerse pendejos solos. Su juguete predilecto, desde hace rato, es el Mando Único de la Policía, fórmula mágica que, en un abrir y cerrar de ojos, abatirá a todos los malos de México y nos procurará paz y bienestar.

Sí, Chucha: la marrana puso huevos azules. México es territorio de tragedia.

En Cuernavaca la bandera nacional está a media asta y docenas de gendarmes y militares custodian la casa donde fue sacrificada la alcaldesa de Temixco, Gisela Mota, de 33 años de edad, asesinada a pocas horas de su investidura. Ya para qué sirve ese despliegue de fuerza. Lo dicho.

En el caso que nos ocupa, pendejo no es calificativo sino sustantivo. Y aquí, en Nuevo León, cinco hombres fueron ejecutados el lunes. La burocracia política nos quiere vender hoy por hoy la pampledusa esa del Mando Único. Mañana saldrán con el Comando Fraccionado y un día después nos ofertarán la Corporación Mixta, integrada a partes iguales por azules y troperos de Tierra y Mar. Sueños de opio.

El problema no es la nomenclatura ni el esquema de organización: el nudo gordiano que nadie podrá desatar es la corrupción de los cuerpos de seguridad pública y las fuerzas armadas. Claro que unos y otros se ponen al servicio del narco o, en el menor de los males, se dedican a atracar al ciudadano común y corriente. ¿Cómo podemos esperar honradez y profesionalismo de esta gente menor si ven a sus superiores perpetrando toda suerte de granjerías?

Los capos de capos no son los matones baratos tipo el chapo Guzmán, sino los hombres y mujeres que están en la punta de la pirámide del poder. Todos roban y muchos asesinan. Tenemos a Margarita Arellanes, quien entra a la Historia como la emperatriz del cinismo, y a los magnates quienes manejan a Enrique Peña Nieto como lo que es: un patético títere. ¿Usted cree que estos subhumanos tienen un adarme de vergüenza o decencia? Pienso que no. Nacieron con el ADN del despojo del patrimonio público.

The New York Times –ojo: el editorial no es el desahogo de unos colegas sino una decisión política tomada por el que es, quizás, el grupo más poderoso de Estados Unidos– le asestó tremendo mandarriazo al mexiquense. Es un texto breve, pero ominoso para EPN y su corte. No creo que lo entiendan.

Los dioses, decían los griegos, ciegan a quienes quieren perder.

hugo1857@outlook.com

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com