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2008 6 Enero 2016

 

 

Oliver Sacks
Ismael Vidales Delgado

 

Monterrey.- El domingo 30 de agosto de 2015 falleció el científico y escritor inglés radicado desde 1965 en Nueva York, Oliver Sacks a la edad de 82 años, víctima de un cáncer en el hígado.

Sacks fue el menor de cuatro hermanos en una familia judía ortodoxa. Su padre era médico y su madre fue una de las primeras mujeres cirujanas de Inglaterra.
        
En un artículo periodístico, Sacks cuenta cómo se alejó de su religión paulatinamente durante la adolescencia, hasta separarse definitivamente a los 18 años cuando su padre se enteró que era gay y lo contó a su madre quien le gritó "eres una abominación. Ojalá no hubieras nacido"; Dice: "esas actitudes y palabras de mis padres me convencieron de la capacidad para la crueldad y la intolerancia que se ejerce desde la religión".
        
Sacks atendió pacientes con diferentes trastornos como el síndrome de Tourette, el autismo, la epilepsia, la esquizofrenia y el alzheimer. Alcanzó la fama mundial porque escribió algunos de sus éxitos en medicina con tal calidad que varios se vendieron con mucho éxito y otros fueron llevados al cine como es el caso de "Despertares" (1990) que estuvo nominada a tres premios Oscar; relata la historia del descubrimiento, en 1969, de los efectos benéficos temporales del fármaco L-dopa aplicado a pacientes catatónicos que sobrevivieron a la epidemia de encefalitis letárgica o enfermedad del sueño que se presentó de 1917 a 1928. En la película Oliver Sacks es interpretado por Robin Williams y el paciente es interpretado por Robert De Niro. En 1991estuvo nominada a tres premios Oscar.
        
Entre sus obras, se citan: "El hombre que confundió a su esposa con un sombrero", "La isla de los ciegos al color", "Un antropólogo en Marte", "El hombre que se cayó de la cama", "Manos", "El discurso del presidente", "Viendo voces", entre otros.

Entre los múltiples títulos honorarios que recibió Sacks está el de comendador de la Orden del Imperio Británico en 2008 en los festejos de cumpleaños de la reina Isabel de Inglaterra.
        
Sacks supo en enero del 2015 que padecía cáncer y que le quedaban pocos meses de vida. El 19 de febrero escribió sobre su enfermedad y sobre el hecho de estar "cara a cara con la muerte" dijo: "Cuando las personas mueren, no pueden ser reemplazadas. Dejan un agujero que no se puede llenar por cuanto es el destino -genético y humano- de cada ser humano el ser único, encontrar su propio camino, vivir su propia vida, morir su propia muerte".
        
En un artículo que tituló "Mi tabla periódica" dijo que la relativa sensación de salud que tenía tras conocer el diagnóstico de cáncer "empezó a decrecer mientras mayo se convertía en junio, pero pude celebrar mi cumpleaños 82 con estilo". Sin embargo, continúa Sacks, "ahora tengo náuseas y he perdido el apetito; escalofríos durante el día y sudores por la noche; y, sobre todo, un cansancio que se extiende sobre todo y que me deja exhausto".

También dijo en el NY Times que nadaba mucho porque en el agua, decía: "hallo la libertad de un nuevo ser, un nuevo modo de ser; continúo nadando cada día, pero más lentamente ahora, pues empiezo a sentir cómo me falta el aire". "podía negarlo antes, pero ahora sé que estoy enfermo. El 7 de julio, un TAC confirmó que el cáncer no sólo había recuperado su lugar en mi hígado sino que se había extendido más allá de éste".
        
A Oliver Sacks le sobrevive su compañero durante ocho años, el escritoractor y director de cine Bill Hayes  mundialmente reconocido por su libro y película autobiográfico "El expreso de medianoche" que trata sobre sus experiencias y su escape de una prisión turca después de haber sido condenado por contrabandear hachís.

Un poco antes de morir escribió una carta de despedida de la que tomo el siguiente párrafo:
"Por encima de todo, he sido un ser sensible, pensante, en este bonito planeta y eso es en sí mismo un enorme privilegio y aventura".

Descanse en paz este poeta de la medicina.

Breve relato de sus libros:
A.- En el capítulo que da nombre al libro, El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, Sacks explica la historia de P, un músico que acude al médico porque no sabía diferenciar bien las caras. El paciente no veía las cosas en su conjunto, las analizaba detalle por detalle. Después de varias pruebas, ocurre lo realmente extraño: el paciente fue a ponerse su sombrero pero, en vez de hacerlo, se confunde e intenta colocarse a su mujer en la cabeza. Tampoco identificaba bien objetos como un guante –creyendo que era un recipiente- pero, sin embargo, podía jugar sin problema al ajedrez. Sacks acaba diciendo que P funcionaba como si fuese un ordenador. Aunque no reconocía bien las cosas visualmente, era capaz de construir su mundo a partir de relaciones de ideas y sensaciones. Podía comer y vestirse siempre que lo hiciera con música.

B.- Otro de los casos que describe Sacks es El hombre que se cayó de la cama. Se trata de un paciente ingresado en un hospital. Parece que todo va bien hasta que se queda dormido. Al despertar, entre chillidos, afirma que alguien le ha robado su pierna izquierda y que se la han cambiado por la que ahora tiene. El propio Sacks recibió una carta de otro neurólogo explicándole que el extraño caso no era el único. Él tenía un paciente con idénticos síntomas.

C.- En el capítulo Manos, Oliver Sacks explica la historia de Madeleine, una mujer de 60 años con ceguera congénita y parálisis cerebral. Con movimientos involuntarios de ambas manos, aseguraba que era incapaz de coger nada sin que se le cayera. El médico Sacks le puso en las manos diversos objetos, pero ella era incapaz de identificar nada. Sacks se dio cuenta entonces que, por su enfermedad, siempre le habían hecho todo, y la paciente simplemente no había aprendido a utilizar sus manos. ¿Sería capaz de hacerlo después de tanto tiempo? Poco a poco Madeleine comenzó a estirar los brazos, y a explorar todo lo que le acercaban. La mujer descubrió el tacto y se convirtió en una artista dedicada a la escultura.

D.- El escritor y neurólogo dedica un capítulo a El discurso del presidente. Allí relata la visita de un político a una clínica de personas con afasia. Lo asombroso ocurrió cuando la especial audiencia comenzó a reírse. Y es que los pacientes, que no prestaban atención a su discurso, se daban cuenta de todas las mentiras del político por sus gestos. Y es que, como dice Sacks, a la mayoría de seres humanos se nos puede engañar con las palabras pero a las personas con agnosia total hay que hacerlo con las expresiones corporales. Y eso no resulta tan fácil.

 

E.- Escribe Oliver Sacks en Una cuestión de identidad la historia de William Thomson. El paciente, pese a que estaba en la consulta, estaba convencido que se encontraba en su tienda. El médico entendió entonces que el paciente tenía dificultades para recordar e identificar a la gente y ello le provocaba muchísima desorientación. Se le mezclaban situaciones e imágenes. En el capítulo se cita a otro paciente con el síndrome de Korsakov. Thomson era incapaz de dar continuidad a su vida ya que su propia biografía se le presentaba como a trompicones. Sólo con el contacto con la naturaleza encontraba cierto sosiego. Se sentía real. Sin relato, aunque sea el propio, la sensación de inestabilidad aumenta hasta dejarnos sin identidad.

 

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