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2052 8 Marzo 2016

 

 

Explotación sin límites
Samuel Schmidt

 

Ciudad Juárez.- Escucho voces del mundo obrero y me preocupo, las mantendré en el anonimato. B: Yo trabajo de guardia de seguridad, me pagan mil 100 pesos semanales por seis días a la semana, con jornadas de 12 horas.

Me pagan 600 como salario mínimo y el resto como si fueran horas extras o bonos, de tal forma que el aguinaldo, prima vacacional y otras prestaciones se basaban en el salario mínimo. La corporación le cobra a la empresa por ese trabajador 10 mil mensuales.

Si llegaba una hora tarde me la descontaban, me tratan de obligar a doblar turno y en una ocasión que trabaje 24 horas solamente me trajeron de comer una hamburguesa. Sucedió que una vez les pedí que me trajeran una hamburguesa de comer y que yo se las pagaría, pero el supervisor que llegó dijo que él no tenía la obligación de hacerlo.

Una ocasión en que mi esposa dio a luz y tuvimos que estar toda la noche en el hospital, y aunque avisé me presionaron para ir a trabajar, les pareció que no era importante porque no tenían personal.

La corporación no da días libres y manipulan las vacaciones para que sean menos que lo que determina la ley.

El pago no es regular, a veces es el viernes, pero puede alargarse hasta el lunes.

G: Trabajaba en una empresa que daba servicio de limpia y me pagaban 800 semanales; si la empresa donde trabajaba salía de vacaciones esos días no se me pagaban. La empresa que contrataba los servicios pagaba 10 mil mensuales por ese trabajador.

P: Trabajo en una gasolinera donde carecemos de seguridad, si te asaltan te obligan a pagar el monto robado, y te lo van descontando. Si te roban 3 mil ya te fregaron el mes, porque gano 800 semanales.

Los neoliberales lograron introducir el outsourcing que le permite a las empresas liberarse de los trabajadores indeseados sin dificultad y la empresa contratadora, manipula a la fuerza de trabajo cambiando a la gente de empleo, o creando condiciones de trabajo tan deshumanizadas que los obreros “incómodos” se van por no aguantarlas. Al parecer a esas contratadoras no les preocupa mucho la rotación de personal porque el empobrecimiento generalizado lanza al mercado de trabajo una cantidad constante de personas.

L: Yo trabajaba de policía, era escolta del Secretario de Seguridad Pública, con el cambio de gobierno me preguntaron si me quería quedar, les respondí que sí, y me dijeron que me iba a una zona donde estaban matando policías, pero desarmado. Es por eso que me salí y entre a una corporación de seguridad.

En el país, debido a la inseguridad ha surgido una gran cantidad de empresas se seguridad, y me comenta B:

- No nos dan ningún entrenamiento ni capacitación, no nos enseñan a tirar, no estamos armados, ni siquiera cuando cubrimos el horario nocturno. Si acaso nos dan unas pláticas sobre cómo enfrentar a alguien, pero todo eso es insuficiente.

Estos empleados en realidad cuidan puertas, reciben correspondencia pero no están calificados para proteger nada, así que las llamadas “corporaciones” defraudan a los que las contratan y explotan a sus trabajadores.

¿Qué hacen las instituciones?, les pregunto. Nada, nadie se queja. Si acaso, la protesta de los trabajadores es renunciar. A una corporación le renunciaron 7 personas en un día y solamente preguntaron cuántos estaban ahí afuera haciendo fila. El finiquito lo entregaron en dos meses y después de hacer que los trabajadores esperaran cinco horas.

La seguridad en el empleo es precaria. Hay zonas de Ciudad Juárez donde los 35 años parecen implicar pertenencia a la tercera edad y es que a esa edad la empresa maquiladora ya no contrata a la gente, lo que es discriminación por edad, pero para agravar la cosa, me dice M:

- A la gente que acumula antigüedad la empiezan a liquidar para evitar que tengan derechos.

Una de las causas del freno de la economía es la gran masa de trabajadores que ganan esos salarios, porque trabajando hasta 12 horas diarias, más las 2 de viaje a sus casas en transporte público, los tiene sumidos en la miseria extrema.

B: Hay días que comemos frijoles y papas, y cuando llegan los recibos de agua y luz hay que pagar de inmediato. Mi esposa ha tenido que cocinar en una lumbre fuera de la casa porque no alcanza para comprar gas.

Los neoliberales dan, a veces, buenas cuentas macroeconómicas, mientras matan de hambre a la mayoría de la población. Hasta que, como me dijo un bolero, “llegue un patriota y yo sí tomo las armas”.


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