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2057 15 Marzo 2016

 

 

El mito del Estado
Alejandro Heredia

 

Monterrey.- La agenda neoliberal nunca ha ocultado su raigambre utilitaria, donde la idea de “estado”, como fruto del “interés particular y el poder seccional”, es uno más de los engaños y fantasías que habría que depurar en una sociedad.

El liberalismo económico, de tal manera se ha venido expresando, adjudicándole un lugar de honor, al derecho supremo de la propiedad privada (entiéndase todo tipo de propiedad, sin ningún tipo de matiz), mientras que otros derechos fundamentales, son excluidos de su lista de peticiones o presiones hacia quien encabece el poder político.

Sin embargo, como se advierte en el capítulo de Philip Abrams (1933-1981) -Notas sobre la dificultad de estudiar el estado-, el estudio de sus implicaciones ha tenido altibajos. Por un lado, los que han negado su necesidad; mientras que por el otro, quienes han colocado su labor como la base y la cúspide de todo lo que tenga que ver con la vida social.

En la posición personal de Abrams, no influye una posición tan radical como la de A.R. Radcliffe-Brown, para quien la idea del Estado debe ser eliminada de todo análisis social; sino que propone abandona el Estado como objeto de estudio, “sin dejar de tomar muy en cuenta la idea de Estado”. Esto se puede explicar, partiendo de la base que el Estado es un proyecto ideológico, el cual en la práctica tome una dirección totalmente diferente a lo que se afirma que se dispondrá. En conclusión, el Estado es el opio de los ciudadanos, para Abrams.

Para el segundo ensayo de Akhil Gupta (1959) –Fronteras borrosas: el discurso de la corrupción, la cultura de la política  y el estado imaginado-, señala que la construcción del estado se materializa a través de las prácticas cotidianas de las burocracias locales, en este caso de diferentes poblados de la India (Alipur, Sharmaji, Sripal, Ram Singh y la Kisan Union), destacándose temas como la cosificación inherente a la representación unitaria del estado; la translocalidad de las instituciones estatales, lo cual antepone a cualquier investigación sobre el estado la necesidad de realizar un análisis desde el plano local, nacional e internacional. También el artículo del maestro de la UCLA, toca el tema de la corrupción el cual debe ser abordado de tal manera que logren focalizarse las causas y las consecuencias de las prácticas ilícitas en el ejercicio de la autoridad.

Por último Timothy Mitchell, maestro de la Universidad de Columbia –Sociedad, economía y el efecto del estado–, sintetiza la historia de la ciencia política estadunidense, donde como resultado de la influencia del fordismo en el mundo intelectual, por un momento se decretó su irrelevancia como un gran tema, atomizándolo en múltiples senderos de análisis. Sin embargo, esta tendencia mostró su debilidad a partir de los análisis de estructuralistas (Michel Foucault, como el ejemplo más paradigmático) en donde se articulaba una génesis del concepto de estado.

Antropología del estado/Philip Abrams, Akhil Gupta, Timothy Mitchell (2015); pról. de Marco Palacios; trad. Marcela Pimentel, México: FCE.


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