¿Qué haría el general Lázaro Cárdenas?
Lupita Rodríguez Martínez
Monterrey.- La entrega total de los recursos naturales al extranjero, tanto los hidrocarburos de Petróleos Mexicanos, como los recursos energéticos de la Comisión Federal de Electricidad, es un acto antipatriótico.
Con la contrarreforma energética sucederá lo mismo que pasó con la privatización de los bancos: los capitales nacionales intervinieron y se hicieron de derechos con contratos bajo su dominio, para terminar vendiendo al extranjero lo que lograron bajo la figura de compra, contrato o concesión.
A dos años y medio de la contrarreforma estamos en la antesala de que los recursos naturales energéticos se entreguen de nueva cuenta al extranjero, en una situación totalmente violatoria de la Constitución y que deja indefenso al pueblo mexicano en materia de seguridad energética.
En el proceso de globalización, particularmente la fuerza de los países dominantes, hace que busquen garantizar su soberanía energética sin importarles la soberanía del resto de las naciones.
Ejemplo de ello son las guerras en Irak, Afganistán y Libia, región en la que se encuentra 60% de las reservas de hidrocarburos del mundo, motivo por el cual Estados Unidos y sus aliados emprendieron sangrientas invasiones y derrocamientos de estos gobiernos.
Lo que resulta más grave de la contrarreforma, son las violaciones a disposiciones constitucionales para abrir la puerta a los capitales extranjeros, los cuales no serán sujetos a ningún marco jurídico nacional.
Con la contrarreforma estamos renunciando a la soberanía energética y sometiéndonos a una cláusula conocida mundialmente como la Cláusula Calvo, que todos los países poderosos aplican, violando el Artículo Primero de nuestra Constitución, que establece que todos somos iguales ante la ley.
Asimismo, con los pasivos financieros y laborales de Pemex, hoy por hoy el pueblo de México pierde todo y lo único que gana es más deuda pública que todos los mexicanos tendremos que pagar.
El 40% del presupuesto del país está fondeado por los recursos petroleros, mismos que si se van al extranjero, ya no van a regresar al erario público e, incluso, hasta el sector empresarial, que pensaba que con la reforma se beneficiarían, ahora también pagará impuestos.
La absorción de los pasivos financieros es porque a Pemex y a la CFE se les está preparando para darles la “puntilla final”, dejando al país en total indefensión.
No es posible que el propio gobierno federal ponga a los extranjeros en condiciones de ventaja con relación a los mexicanos y que Pemex y la CFE, que han sido el soporte del progreso y del desarrollo que hoy tiene México, se entreguen otras vez a las trasnacionales.
No es posible tanta burla para el pueblo, como cuando Emilio Lozoya, el ex director de Pemex, aceptó el ignominioso nombramiento de “Ejecutivo Petrolero del Año” de la organización Energy Intelligence, siendo el protagonista de la entrega del petróleo a manos extranjeras.
Es una vergüenza que se premie a quienes impulsan el robo más grande a nuestro país, un hurto que dejará a los mexicanos en peores condiciones de pobreza, inseguridad y desempleo; que desmantela al Estado Mexicano ya de por sí subordinado a los intereses de los países imperialistas.
Los mexicanos aún podemos revertir la privatización de los energéticos, uniendo fuerzas para impedir la entrega del petróleo, tal como lo hizo el presidente Lázaro Cárdenas del Río un 18 de marzo de 1938, al convocar al pueblo mexicanos a realizar la expropiación petrolera, el acto histórico de nacionalización de las compañías extranjeras que hoy buscan regresar para postrar a toda una Nación.
Este 18 de marzo unamos nuestras fuerzas y nuestras voces para repudiar las contrarreformas energéticas, por poner en riesgo nuestra soberanía y vulnerar la estabilidad social y la economía nacional.
Ir contra la historia patria es el acto más vil y deleznable que un servidor público puede cometer contra su propio pueblo ¿Qué haría el general Lázaro Cárdenas si aún viviera?
