Entre el bolero y la bachata
Eloy Garza González

Monterrey.- El bolero es el antecedente directo de la bachata. En sentido estricto, la bachata es un bolero bailable. Adecuando el ritmo y el compás de la canción, cualquier bolero puede ser interpretado como bachata.

No es casualidad que Hernando Avilés, primera voz del trío "Los Panchos", que tuvo su época exitosa en los años cincuenta y sesenta, fuera oriundo de Puerto Rico, de donde son muchos cantantes de bachata actuales. “El Jibarito”, como le apodaban, tenía una voz ligera y aterciopelada, característica propia de los actuales cantantes de bachata: por ejemplo, los muy jóvenes Romeo Santos y Prince Royce.

Claro está, el bolero de tríos se cantaba únicamente con dos guitarras y un requinto. Años después, sutilmente, se introdujo a veces el saxofón y en otras ocaciones la trompeta, pero para ese entonces, principios de los setenta, el bolero sufría ya una decadencia en paralelo con el ocaso del nightclub, en la Ciudad de México.

Luego, el fenómeno orquestal de la bachata, en los años noventa, operó a la inversa: se utilizó la guitarra y el requinto con ligeros toques flamencos, cuando en el caso del bolero de trío, el requinto se inspiraba en los valses peruanos. La diferencia no es menor.

La evolución de la música en América Latina es también una sana regresión. El baile sensual de la bachata es la puesta en marcha en pista de baile, de lo que décadas antes solo se fantaseaba en la cabeza de quién escuchaba un bolero. Lo implícito en una letra de canción se tornó explícito en los movimientos corporales de la pareja de baile.

Sin embargo, bachata y bolero gozan de muy diversa reputación. El bolero mantiene un aura clásica de nostalgia y elegancia musical. La bachata en cambio aún carece de prestigio en los anales de la música popular. Esta diferencia es injusta. Quizá se debe a que la bachata aún le falta madurar en la imaginación colectiva.

Este proceso de prestigio evolutivo no tardará mucho: la bachata es un género de notable calidad artística que apenas despega. Pronto vendrá su momento de plenitud. Es una apuesta a punto de ganarse. En un par de años su reputación alcanzará su cenit. Ya se verá.