DISPARATES
Las discípulas del Papa
Armando Hugo Ortiz

Monterrey.- Hay dos tipos de festividades religiosas en Semana Santa: las populares que organizan los fieles por su cuenta, como los viacrucis, marchas del silencio y la visita de los siete templos. Participan los sacerdotes, como asesores u organizadores de pleno.

Entre los festejos “oficiales”, o institucionales, uno de arraigo milenario es el lavatorio de pies, recreando el que hizo Jesús a sus discípulos. Se hace desde la catedral de San Pablo en el Vaticano, hasta en las más modestas parroquias; como son espacios cerrados, la asistencia es menor. Hay niveles, la prensa solo cubre la nota en la catedral de la ciudad de México, y en las de cada capital.

En Roma, la selección de quienes representan a los discípulos tiene un sello personal según el Papa en turno, pero siempre han sido varones. Es de entender que antes de la ceremonia se hizo un meticuloso lavado de los pies de los invitados (y hasta desinfección), para que el Sumo Pontífice practique con toda asepsia el beso, como conclusión del rito.

Dentro de las novedades del Papa Francisco, que más alborotaron la gallera, hay una que se dio a conocer hace apenas dos meses, en decreto del 6 de enero de este año; en su parte medular explica que en el Lavatorio, “podrán participar hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, sanos y enfermos, clérigos, consagrados y laicos”.

Propiamente no es una orden, sino una invitación. Será interesante ver la respuesta de los sacerdotes, en particular en nuestro país. Pero de seguro quien sí invitará a damas es el Papa Francisco, promotor de la iniciativa.

Tal vez muchos feligreses desconozcan esta reforma, y les sorprenda ver al Sumo Pontífice lavar y besar los pies de varias féminas.     

¿Serán jóvenes o ancianas, religiosas o laicas?

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