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2063 23 Marzo 2016

 

 

Adopta un vecino ruidoso y extermínalo
Joaquín Hurtado

 

Monterrey.- La prensa de estos días ofrece un dato espeluznante sobre la pandemia ruidosa que retumba y alebresta nuestra sórdida existencia. Un mal social del que forma parte Lady Tremorosa. En un momento les platico de ella.

Sólo en un fin de semana se acumulan 32 mil denuncias por ruido en los números de emergencia. Las líneas se saturan e impiden atender reportes de incendios, accidentes, lesiononados. No hay autoridad en toda la zona conurbada de Monterrey que pueda apaciguar el terrorismo auditivo que  afecta a ricos y pobres, niños y viejos, locos y cuerdos, damas y caballeros, día y noche.

Los regiomontañeses tenemos una relación muy conflictiva con el silencio, nos parece intolerable, repulsivo. Nos parece peligrosa la ausencia de ondas vibrátiles. El vacío lo llenamos generosamente con tonos de teléfono, bocinazos, balaceras, campanazos, silbatos de tren, onda grupera, metal pesado, mofles, chillidos de escuincles, ladridos de canes, martillazos a media noche.

Venga a nos el molesto traqueteo si estamos jalando o descansando, felices o deprimidos, amorosos o iracundos, naciendo o entregando los tenis. Nos importa un cuerno destrozar nuestro sistema nervioso y el de los inocentes. Agotamos las neuras comunitarias ya de por sí crispadas. Enloquecemos apenas se apaga el tamborazo.

Les cuento de Lady Tremorosa: picorrota, veleidosa, chismosita. Ella es la nueva compañera de oficina. Ni peregrina idea tiene de los límites intangibles llamados decibeles. Un resorte satánico dispara su chirimía apenas la atmósfera encalla en algún oasis de calma balsámica.

La prontísima oportunista pesca al primer incauto y le suelta a gritos su biografía truculenta. Amores, traiciones, déficit orgásmico, borborigmos de su colon irritable. Grazna a carcajadas, poseída por los chistoretes que despliegan los telefonitos.

-¡Mire, licenciado, lo que me llegó por Feisbuc. Vean lo que me mandaron por Guatsap!

La pajarraca anda al trajín. Changa cilindrera, trompo chillador. Y se lleva de encuentro a la humanidad entera. La cotorrona es un serio peligro para la salud mental del Departamento. Recorre uno a uno los escritorios repartiendo las toxinas de su hediondo humor. La divierte el morbo sangriento del Blog del Narco. Los decapitados, entambados y torsos desollados la ponen exultante, la hacen tan dichosa.

-Si vieras qué botana, mira lo que hizo el áccido a este idiota. ¿Por qué no te ríes?

La chachalaca se ofende hasta las lágrimas si no encuentra eco a sus entusiasmos salvajes. Migra hacia otras oficinas, exportando sus rebuznos patológicos. Luego regresa complacida, a echarse perrísima en su cubil de hiena ociosa. El YouTube de su compu ruge para deleitar con una fina selección de gorgoreos enervantes y vengadores. Berrea por lo alto con Amanda Miguel, la Trevi, Yuri, Emmanuel, Mijares, la banda Trakalosa. Un demonio hiperkinético. Lady Tremorosa actúa de manera impune porque es comadre de una tía del gobernador.

Recién llegó al pacífico nido burocrático desató sus rutinas sonideras. Un colega osó sugerirle, de la manera más respetuosa, usar audífonos. Ofensa. Lo acusó con un superior de acoso moral, psicológico, artístico.

-¿Qué se cree el pelado para exigirme usar mugrosos auriculares llenos de cerilla y quiensabequé? ¿Qué acaso no tengo el sagrado derecho humano a ser feliz? ¿No saben quién es mi comadre?       

El sistema la premió. La ascendió de puesto en la pirámide de mando. La Lady se convirtió en flamante Subcoordinadora General de Proyectos Putrefactos. Lady Tremorosa, ahora jefa, celebra en la oficina con mariachis y tríos románticos sus personales onomásticos de natalicio, divorcios, histerectomías y aumento de bubis. Lleva seis fracasos sentimentales. A todo y por todo rinde tributos musicales, como manda la ley emocional en esta patria despechada. Se regodea en su crapulencia con Paquita la del Barrio.

El fenómeno de Lady Tremorosa y demás productores de ruido es una calamidad colectiva. Plaga que hay que erradicar a como dé lugar. El gobernador y los alcaldes proponen penas inéditas en monetario y hasta con cárcel para acallar a los desbocinados, en especial a los trasnochadores.

Yo apoyo estas medidas. Díganme dónde firmo. Pero también quiero proponer más castigos ejemplares, torturas humillantes, acciones contraterroristas. Revitalicemos la guillotina, la horca, el potro del inquisidor, la pira con leña verde, el empalamiento, el despellejamiento.

Urge una guerra florida pero discreta. Todo el peso de la ley con pasitos de paloma.


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