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2066 28 Marzo 2016

 

 

El Cristo de los Canapés
Roberto Guillén

 

Monterrey.- Le digo al Cristo de los Canapés que la telepatía sí existe, luego de que se me aparece en la estación Del Golfo, que conforma el Metro de la City.

Pero nuestro personaje de hoy también se distingue por ser el Cristo que desafía la tiranía financiera… y los convencionalismos de un sampetrino que a pesar de vestir con ropa de marca y exhibir una estampa que ya envidiaría la Prada para sus pasarelas, el “Alan” prefiera caminar y atravesar los túneles de la burbuja sampetrina a pata de perro, despertando la curiosidad y sospecha de los almidonados que se desplazan en las nubes de un BMW.

Y lo que me gusta del insumiso Cristo urbano es que ha rotulado su vida como una paradoja ambulante: reviste la insolencia health de un Aristócrata y la insolencia de un clochard que se aburre de la burbuja sampetrina para sentarse cual Buda en posición de flor de loto, para degustar el platillo que unos cristianos han llevado para los mendigos que se arremolinan en la puerta de la clínica 21.

Pero el Cristo de los Canapés no solamente se aparece como cualquier hambriento moscardón para zamparse todo lo que se ofrece en los cocteles de la vida cultural. Y la prueba es que esa mañanita que me lo encontré en el metro, ya traía consigo la agenda de la Feria del Libro UANLeer. Ambos nos dirigíamos a la presentación del libro De Amor y Furia, Epigramísticos, de la poeta Minerva Margarita Villarreal.

Alan está convencido de que vivimos bajo una tiranía financiera, por lo cual, es preciso evitar cualquier tipo de gasto. Al igual que muchos veganos, ecologistas, ambientalistas, y todos los que luchan por una causa social, considera que en la Tierra hay suficiente recursos para alimentar a toda la humanidad, por lo cual no se explica que muchos niños se mueran de hambre. De ahí que no hay que dejar escapar todos los sagrados alimentos que ofrecen los cocteles de la City.

Debo decirles que muy a menudo, cuando me lo encuentro en algún evento cultural, su conversación me resulta mucho más interesante que la obra del artista que en esa noche se exhibe.

Junto con su camarada Max, en alguna luminosa noche les escuché decir cosillas como “El 99 por ciento de lo que venden en los oxxos es pura basura”.

La otra noche, mientras salía del Salón Morelos, me los encontré en la esquina de Morelos y Diego de Montemayor. Ambos escenificaban el performance de la Noche Digna: ninguno de ellos estaba dispuesto a pagar una cerveza de 80 pesos, con tal de llenarse los tímpanos de ruido y ser aceptado por el cover de vacía-tu-billetera.

Por ahí decía el escritor Felipe Montes que la condición regiomontana tiene muy baja su autoestima, porque se la aplican con precios de escándalo.

Pero al Cristo de los Canapés el cover y la autoestima le hacen los mandados. Lo persigue la Nube de un Misterio…     


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