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2067 29 Marzo 2016

 

 

“!A desalambrar, a desalambrar!”
Lupita Rodríguez Martínez

 

Monterrey.- Ayer 28 de marzo se cumplieron 43 años de la fundación de la Colonia Tierra y Libertad, lucha que hasta nuestros días representa un punto de referencia para los movimientos urbano-populares.

Tras una prolongada asamblea en la Colonia Mártires de San Cosme, la noche del 27 de marzo de 1973, y al mismo tiempo de un recital ofrecido por la cantante Judith Reyes, la gente empezó a aglutinarse y alrededor de las dos de la madrugada del día 28 acordaron ponerse en marcha hacia las faldas del cerro del Topo Chico para tomar la tierra donde vivir.

Para posesionarse de los terrenos de la Comunidad de San Bernabé del Topo Chico, entre toda la gente quitaron las cercas de alambre, mientras que Judith Reyes, acompañada de su inseparable guitarra y su voz bravía entonaba “A desalambrar”, del cantautor chileno Daniel Viglietti.

Judith permaneció toda la noche hasta la mañana acompañando al grupo en la toma de tierra. La emoción de escucharla cantar durante la invasión hizo que se disipara el frío, así como los temores que preocupaban a algunos, ya que las patrullas policiacas habían estado rondando el sitio.

Así comenzó la historia de lucha social y política que aún perdura. Cerca de 35 familias tomaron la tierra a unos 70 metros donde hoy es el cruce de Avenida Almazán y Antiguo Camino a San Martín. Lo que en un principio sería una invasión de 200 gentes, se convirtió en una mega-invasión que alcanzó casi los mil 500 lotes repartidos en los días siguientes.
 
La presencia de la cantante Judith Reyes (nacida en una humilde familia campesina, el 22 de marzo de 1924, en Ciudad Madero, Tamaulipas, y fallecida el 27 de diciembre de 1988 en Ciudad de México, víctima de un infarto), no era casual, ni tampoco extraña entre los movimientos sociales.

‘La Tamaulipeca’, como se le conoció en el medio artístico a Judith, se inició en el canto a los 14 años para sobrevivir tras el abandono de su padre, destacando por su notable sensibilidad musical y fuerte temperamento. Primero, cantando en las fiestas del Teatro Los Alijadores y, luego, en los grupos de variedades que recorrían los campos petroleros de su tierra natal. Tiempo después, viajaba presentándose en teatros, carpas y radiodifusoras, al lado de Pedro Infante, Luis Aguilar, Cuco Sánchez, Paco Miller, Tito Guízar, Carmen Salinas y Viruta y Capulina, entre muchos otros.

Sin embargo, debido a su participación en un movimiento contra el sindicalismo blanco, tuvo que abandonar las presentaciones musicales y dejar de producir comercialmente. Es cuando se lanza como candidata a senadora por el Frente Electoral del Pueblo, organización sin registro legal que postuló a Ramón Danzós Palomino a la presidencia de la República.

En 1965, Judith incursiona en el periodismo y durante la cobertura a una caravana de campesinos en Ciudad Madera, Chihuahua, promete que no sólo va a escribir sobre sus problemas, sino que los va a ¡cantar a todo pulmón! Fue así como desarrolla una gran producción de canto de denuncia política (que después sería conocida como de protesta), en solidaridad con las luchas campesinas, recorriendo con su guitarra campos, sierras y escuelas rurales, lo que le costó persecución, cárcel y secuestro en las caballerizas de guardias presidenciales, donde permaneció bajo tortura física y psicológica en la más completa oscuridad. Obtuvo su libertad tras tres semanas de desaparecida, gracias a una movilización popular que exigía su presentación. Debido a las amenazas (“o te vas o te mueres”), se exilió cuatro años del país.

A Judith se le reconoce como “La madre de la nueva canción mexicana” y “Decana de la canción política latinoamericana”, cuyos relatos dejó en su libro “El cantar materialista de la historia”, escrito en 1984-1986, invaluable legado de historia y cantos de lucha del pueblo mexicano y del mundo.

Judith Reyes es la máxima figura del canto de protesta en México, junto con José de Molina, ya que prefirieron protestar cantando antes que quedarse callados, arriesgándolo todo. Por su incansable espíritu de lucha contra las injusticias y su compromiso con las causas populares, la mayoría de los movimientos sociales la invitaban a cantar, siempre con su guitarra que parecía un fusil disparando denuncia tras denuncia cada una de sus canciones, como “A Desalambrar”, la cual inspiró la invasión de la Colonia Tierra y Libertad, con el ideal de “hoy luchamos por la tierra y mañana por el poder”.

“A desalambrar, a desalambrar, que la tierra es nuestra, es tuya y de aquel, de Pedro y María, de Juana y José…”


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