Suscribete

 
2068 30 Marzo 2016

 

 

Conversación con Ernesto Pérez (El Gallo)
Roberto Guillén

 

Si se calla el cantor, calla la vida, porque la vida misma es toda  un canto.
Horacio Guaraní

Monterrey.- Y mientras gozaba la columna que sábado tras sábado escribe en el periódico El País el  crítico de teatro, Marcos Ordoñez, fui remitido a la vena musical de Ernesto Pérez El Gallo.

Cuando en mis pupilas apareció…como si la música fuera una forma de hablar, de susurrarse palabras íntimas y sagradas.

Y es que para el músicoque desde hace unos 30 años alimenta El Mesón del Gallo, como una plataforma para descubrir e impulsar los talentos, la música es parte fundamental de su vida.

De tal suerte que se ha convertido en una especie de imán musical, a donde son atraídos todos aquellos soñadores que van por la vida con su guitarra al hombro, buscando un abrevadero donde su sensibilidad pueda encontrar el eco anhelado.

A pesar de los vaivenes de la vida, “el Gallo”, como lo nombran sus amigos, siempre ha gozado de una centralidad en la esfera cultural de Monterrey. Pero cuando le preguntamos por el trato que le dan las autoridades de la cultura, suelta una verdad con la cadencia que dan los años de ser fiel a su propio estilo y vocación: “Yo soy de esas personas que no necesitan de andar tocando de puerta en puerta para hacer las cosas”.

Es decir, el Mesón del Gallo siempre se ha proyectado como un espacio independiente y autogestionario. Un espacio donde ahora también, martes tras martes, se lleva a cabo el ciclo de poesía Las Plumas del Gallo.

Se trata de un hombre orquesta que lo mismo dispone de la naturalidad para atender a sus clientes, como para tomar la guitarra y empezar a interpretar el canto latinoamericano.

Y como una manera de aproximarnos a su pasión musical, leemos unas líneas de Horacio Guaraní y su himno, Si se calla el cantor.

Si se calla el cantor
calla la vida
porque la vida misma
toda es un canto
Si se calla el cantor
muere el espanto,
la esperanza, la luz y la alegría
Si se calla el cantor
Se quedan solos
los humildes gorriones de los diarios
los obreros del puerto se persignan
quién habrá de luchar por su salario… 

También tratamos de trasladarnos a sus días de estudiante cuando leemos las siguientes líneas:

Me gustan los estudiantes que rugen como los vientos, y cuando les meten al oído, sotanas y regimiento, pajarillos libertarios, igual que los elementos, caramba y samba la cosa, que viva lo experimento.

Y efectivamente, la lectura de ambos himnos resultó como un ábrete sésamo para viajar en el túnel del tiempo y conocer las verdades más descarnadas de Ernesto Pérez El Gallo:

Antes las universidades sí estaban vivas. Los edificios ahí están, ahí siguen, pero lamentablemente los estudiantes están muertos…


Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com