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2070 1 Abril 2016

 

 

Migración en México
Adriana Garza

 

Monterrey.- No es lo mismo ser discriminado por ser mujer, indígena, homosexual o migrante en México. La discriminación que sufren los migrantes los ubica, sin duda en la actualidad, como el grupo más vulnerable en México.

Ser migrante, refugiado o desplazado en México, es estar expuesto en todos los sentidos a la discriminación, estigmatización, marginación y  explotación. Los migrantes se encuentran expuestos a ser víctimas constantes de abusos por parte de la delincuencia, enfrentan robos, secuestros, asesinatos, carne de cañón para el crimen organizado. También víctimas de los policías en todo el país, robados, maltratados y extorsionados por militares y polícias de diferentes corporaciones.

Boaventura do Santos, define en la actualidad a los migrantes de los países europeos, como “subhumanos”; se les da esta categoría a las personas, principalmente porque les son negados los derechos básicos, el derecho a los servicios de salud, al libre tránsito, al trabajo. Para el caso de México, es claro que también los migrantes son vistos y tratados como “subhumanos”.

Parte del problema actual se intensificó a partir de la llamada crisis migratoria en el 2014, en Estados Unidos. El gobierno estadounidense relego el papel de regulación de flujos migratorios a México. Las nuevas regulaciones han derivado en una cacería  migratoria, dentro del país.

México es ahora aliado y vigilante del gobierno de Estados Unidos, para regular la migración en el principal país de destino. La situación en los últimos dos años se ha intensificado, con las nuevas medidas gubernamentales en materia de migración. Cada día se reportan mayor número de casos relacionados con la violación de los derechos humanos de los migrantes, la gran mayoría provenientes de países sudamericanos. Los requisitos para adquirir el estatus “legal” dentro del país cada vez son más complicados.

Aunque el gobierno no hable sobre la crisis migratoria, las miles de desapariciones de migrantes en el territorio mexicano, las masacres perpetuadas, al parecer ya olvidadas, son el efecto de la invisibilidad del problema de migración en México.

Pero el fenómeno está presente, basta observar las vías de los trenes en la ciudad y verlas repletas de jóvenes migrantes.  Las casas de apoyo a los migrantes y desplazados son otro claro ejemplo de lo crítica que es la situación en México, no dejan de llegar jóvenes provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador en su mayoría.  Solicitando apoyo, lo grave de la situación es que dichas organizaciones tienen recursos limitados, por falta de espacios y presupuesto, por lo que se les solicita a los migrantes que dejen las casas después de pasar dos noches. Y una vez se enfrentan en el camino a nuevas formas de victimizarlo.

No hay interés por parte del gobierno mexicano, en apoyar o financiar proyectos que brinden asistencia, seguridad y asesoría a los migrantes que se encuentran de paso. Como consecuencia, son pocas las organizaciones de la sociedad civil, en su mayoría organizaciones religiosas, que han dedicado apoyar a este grupo y que velan por la seguridad de los migrantes, haciendo el intento por visibilizar la situación de los desplazados como una forma de fomentar el enriquecimiento cultural y la tolerancia.


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