Suscribete

 
2070 1 Abril 2016

 

 

Te seguiré buscando
Roberto Guillén

 

Monterrey.- Las tareas del Cadhac (Ciudadanos en Atención a los Derechos Humanos, Asociación Civil), después de 20 años, continúan registrando la pertinaz tragedia de nuestros días, como lo es el drama de los desaparecidos.

En este caso, a través de un texto que lleva por título Te seguiré buscando, donde flota la infinita ternura maternal que nos traslada con la magistral Historia Oficial (1986), del realizador Luis Puenzo, quien da cuenta de los miles de desaparecidos durante la dictadura argentina, pero sin caer en  los abismos del resentimiento social, sino retratando en primer plano el infinito cariño de la maternidad.

De igual manera, Te seguiré buscando nos presenta un close up de lo inmarcesible que es inherente a  la condición humana. De lo inextinguible que nos redescubre y nos potencia como un Ser-en-comunidad.
Y mientras leía las historias de quienes no pasaron a la posteridad por ilustres, ni por haber roto ningún record de guiness, me vino a la  memoria aquella valiosa expresión de mi admirado Héctor Aguilar Camín, cuando nos advierte que cada una de estas vidas que se evaporan en la vorágine de la narcoviolencia, cuentan con su propia historia, una historia que debe ser contada.
***
Las confesiones de la ternura:
Hoy doy gracias a Dios nuestro Señor por los dones que me ha dado, mi mayor felicidad es la bendición que Dios me dio que son mis hijos, cuatro hijos. Jesús Javier el único varón y el mayor de las hermanas, quien está ausente porque después tengo tres mujercitas. Aunque algo me quiso derrumbar, no lo logró gracias a mi Padre Santo, me llenó de fuerza y fortaleza para seguir adelante, para mi amor, mi hijo, ese pedazo de mi corazón, el cual dejó una herida muy profunda, la cual nunca llenaré hasta el día que llegues nuevamente a mi vida, como un milagro de la vida. Desde el día de tu ausencia vivo intranquila y con la esperanza de que de repente llegarás, porque nunca he sentido tu muerte, porque mi corazón de madre me dice que ahí está tu hijo.

Le pido a Dios mucha fortaleza, paciencia y paz a mi corazón, porque yo te amo, querido hijo, mi “Chuyito”. Dentro de mi corazón lloro a gritos el volverte a ver, pero seré paciente y tendré esa fe necesaria para que Dios nos una algún día. Mientras tanto te lloro en silencio y suspiro por tu ausencia. ¡Como quisiera abrazarte, besarte, volver a tenerte a nuestro lado, con tus padres y hermanas y toda la familia que te extrañamos tanto!

 

***
Fue un miércoles 11 de octubre de 1984 a las 10:00 de la mañana, cuando oí por primera vez su llanto, ese llanto tan hermoso que esperamos oír las mamás  para saber si nacieron bien, ese primer llanto que se calma cuando el médico lo pone en tus brazos. Nació pesando tres kilos y midió 53 centímetros, era muy comelón de bebé y tenía que complementarle con fórmula, pues no llenaba con leche materna. A los cinco meses prefirió tomar sólo fórmula pues le llenaba más. De bebé fue tranquilo y como a él ya le teníamos escogido el nombre, le pusimos David, que significa amado, y Joab, que quiere decir  jefe del ejército de David. Lo bautizamos cuando tenía un año de edad.

Esta es la historia de vida de David Joab Ibarra Buenrostro, un joven estudioso, noble, creativo y trabajador dedicado a su familia y al trabajo, siempre dispuesto a ayudar a quien se lo pide, siempre buscando el lado positivo de los problemas ¡claro! También tiene sus momentos de enojo como cualquier otra persona, pero se le pasa pronto, es alegre y muy amiguero. No es porque sea mi hijo, pero es una persona bella espiritual y físicamente, pues todas sus amistades lo dicen y las chicas dicen que es muy guapo. Un joven con muchos sueños, proyectos y anhelos que se vieron truncados por esas personas malvadas y crueles que lo tienen secuestrado junto con su hermana Jocelyn Mabel, con ángel, el novio de su hermana y con Juan, el trabajador de su papá.

Su historia comienza el día en que Dios me dio la dicha de concebirlo en el mes de febrero de 1984, mi embarazo de él fue tranquilo, se empezó a mover en mi vientre a los cuatro meses y medio. La familia de mi esposo, igual que con Jocelyn, me decía que ahora iba a ser niña porque casi no se movía, pero yo sentía que iba a ser un hermoso niño, mi primer diamante en el tesoro que Dios me dio para cuidar.

***
Te seguiré buscando  es un compendió de historias para verse en el espejo y darse cuenta que tan cerca o distante estamos de los otros:
A Matías le gustaban mucho los tamales de puerco, la sopa de arroz con pollo, calabacita tierna con pollo y elote, todo lo que comíamos estaba muy rico y principalmente porque todo o casi todo lo producíamos, ya fueran puercos, pollos, becerros, huevos, queso, mantequilla, tortillas de maíz, etcétera. También había hortalizas donde se cosechaban zanahorias, repollo, lechuga, cilantro, nabos, betabel, coliflor y de ahí llevaban a la casa. Había además, árboles frutales como aguacates, naranjos, duraznos y un plantío de caña de donde cada año sacaban el piloncillo que se usaba para endulzar el té y el café. Había mucho que comer, porque además de cosechar el maíz, también había frijol y garbanzo.

***
Te seguiré buscando… un apunte en la llaga social que se negó a ventilar el sucesor de Pedro, ahora que 43 padres buscaban el bálsamo de la Divinidad.


Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com