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2081 18 Abril 2016

 

 

El Bosque La Pastora y el juguete del Diablo Fernández
Roberto Guillén

 

Es más digno usar la inteligencia, con audacia y responsabilidad, para encontrar formas de desarrollo sostenible y equitativo, en el marco de una noción más amplia de lo que es la calidad de vida. En cambio, es más indigno, superficial y menos creativo insistir en crear formas de expolio de la naturaleza sólo para ofrecer nuevas posibilidades de consumo y de rédito inmediato.
Laudato Sí, Papa Francisco

Monterrey.- Agradezco a la Editorial An-alfa-beta la oportunidad de tener acceso a un registro de  la lucha que una comunidad de activistas dieron en defensa del bosque La Pastora, donde la portentosa FEMSA del Diablo Fernández hizo valer el poder de su dinero y le tronó los dedos a los políticos chafas que nos “gobiernan”.

Agradezco a la Editorial An-alfa-beta por el gran esfuerzo que realizan en el Valle de los Onagros, donde ni siquiera los medios de la localidad se interesan por atisbar en las páginas de este valioso libro que han editado: El Bosque de la Pastora, Memoria y Lucha.

En sus páginas podemos encontrar los testimonios de las y los activistas  Ximena Peredo, Sara Luz Sánchez Chávez, Claudio Tapia y Antonio Hernández Ramírez.

Empecemos con el discurso que nos brinda Ximena, quien a pesar de que exhibe a los cómplices del despojo al patrimonio ecológico de los neoleoneses, no desemboca en las amarguras del resentido social, ni se desgarra con los desfiguros de la derrota. Más bien, lo que expone la también escritora, es una carta de amor en defensa de  la naturaleza, que frisa con aquel lamento del Gólgota: Perdónalos, Señor, no saben lo que hacen. Y es que no se puede defender lo que no se experimenta. ¿Quién tiene acceso a Chipinque?, nos interroga inteligencia de Ximena. Una pregunta que viene a colación, ahora que nos desheredaron del petróleo: nunca hemos visto un barril de petróleo, ¿cómo lo vamos a defender?, me comenta el periodista Osiel Castillo.

Al cuestionar la construcción del estadio en el Bosque La Pastora, Ximena Peredo denuncia la fenoménica ciudad-maqueta existencial del Diablo Fernández: ponte a jalar, ponte a chupar, que con la hipnosis del futbol, todo se te puede olvidar… que el tsunami de guiness puede esperar.

“Lo importante es generar un mundo de maravillas, apacible y encantado, una burbuja de primer mundo que hace olvidar por unos momentos la fealdad y la aspereza de la ciudad real.”

¿Y qué es eso que llaman “utilidad pública”?

¿Las oxidadas tuberías de una diálisis urbana…o la moribunda artificialidad del que bonito es lo bonito?

Tal vez una buena respuesta nos la podría dar ese fabricante de fanáticos, que también podríamos definir como la mascota del Diablo Fernández: Hernández Jr.

 

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Lo que la activista Sara Luz Sánchez nos presenta es la crónica de un encuentro virginal con la naturaleza. Es la niña que padece el hechizo de un Martín Pescador… y también los dientes de un bulldozer rasguñando la nobleza de la Tierra:

Hoy hay concreto y acero en aquel espacio en donde las garzas se posaban y las ardillas saltaban entre las copas de los àrboles.
  
Sara nos brinda lo que nunca nos podrá transmitir el Discovery Channel: el Asombro de un diálogo íntimo con la Naturaleza. Y por eso su denuncia es pública:

Quizás los regiomontanos no aprecian las áreas verdes simplemente porque no las han vivido. No han reclamado estos espacios, porque en la ideología imperante, estos no tienen valor ni prestigio ni dinero ni poder ni absolutamente nada; sólo están ahí, estorbando al progreso.

Y cuánta razón tiene Sara, que me transportó a mi niñez, cuando mi tío Nino me llevó al estadio universitario para ver jugar a los Tigres contra el Cruz Azul. Cuando entré al estadio el color del pasto se me quedó grabado para toda la vida. Desde entonces, cuando pienso en el color verde, pienso en el estadio universitario.

***
Quizás en Nuevo León no hay nadie que diserte mejor sobre la Naturaleza que el biólogo Antonio Hernández, y no solamente porque haya ido a la universidad y sea un sabiondo en la materia, sino porque material y personalmente se ha atravesado para defenderla.

Nadie como él para explicarnos lo que es la biodiversidad, un ecosistema, un Área Natural Protegida, lo que llaman servicios ambientales a la población.

En su participación, observa que la Naturaleza permanece secuestrada por un corral de bandidos, que nos hace recordar la valiosa verdad del Papa Francisco en su encíclica Laudato sí:

Además, cuando se habla de biodiversidad, a lo sumo se piensa en ella como un depósito de recursos económicos que podría ser explotado, pero no se considera seriamente el valor real de las cosas, su significado para las personas y las culturas, los intereses y necesidades de los pobres.

Por su manera de gozar y conocer el cauce del Río La Silla, Antonio se proyecta como un guardián de la biodiversidad. Indirectamente nos musita que la Naturaleza es un Templo donde ahora se desgañitan los pericos borrachos que habitan en la jungla del asfalto y desprecian la floresta que tienen frente a sus narices…

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Lo que nos comparte el también abogado, Claudio Tapia, es la crónica de un embeleco. Los hilos y las artimañas que el Diablo esgrimió para justificar y mutilar al Bosque La Pastora e instalar su soberbio juguete de Primer Mundo, que los fanáticos de los Tigres socarronamente le llaman la bacinica.

El activista nos dice que la poderosa FEMSA no tiene nada que ver con ese marbete mamón de que es una empresa socialmente responsable:

En Nuevo León son los empresarios los que confieren legitimidad al poder estatal y no los ciudadanos. El interés de alguno de los diez deviene en interés general. El que paga manda.

Y ante la estirpe patriarcal regiomontana , eso que llaman bien común, tan solo es un chiste de mal gusto.

En síntesis, para Claudio Tapia  el estadio es un monumento que conmemora el perverso maridaje político empresarial, divorciado de la comunidad.

Como buen abogado, reconoce la hazaña que estuvo a punto de conseguir el también abogado Gregorio Vanegas, quien emprendió una exitosa defensa del bosque y logrando que las autoridades exigieran la suspensión de la obra… pero sólo por unas horas, porque algo raro pasó…

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El tumor arácnido  de la jungla urbana tiene la forma de una bacinica donde se desagua la pirotecnia de la indiferencia.

¿Y qué le quedó al conquistador Cortés de todos sus afanes?
En su lecho de muerte una planta lo exhibía como el vivo retrato de una ambición lacrimosa… que en otros tiempos  cruzó los mares para destruir la cultura de una civilización: EL NARANJO.


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