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2081 18 Abril 2016

 

 

Don Quijote a través de un Glory Hole
Joaquín Hurtado

 

En los 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes

Monterrey.- En un lugar bien manchado entrábame yo en público retrete. Desfacía los entuertos de mi descompuesta panza, esforzábame con denuedo en desembarazar los mondongos cuando escuché de lejos la cercanía de un caballero. La emoción arreboló mis cachetes.

A mis oídos llegó el trajín de hojalatas, bronces y cencerros. Asómeme curiosa por debajo de la portezuela y vi que un discreto hidalgo se entraba en la vecina letrina, no sin antes instruir a voces a su escudero para que vigilase mejor jaca y aperos.

-Todo el mundo se tenga, Sancho, que no hay en el mundo tunantes y cacos más  gravosos que los mejicanos.

-Así será- contestóle el escudero- vaya usted sin pendiente a desalojar su vientre, que yo velaré como león de Rocinante y demás vituallas.

Dispúsose el linajudo a desnudar su honra cuando apercibió que por un orificio en el tabique asomábase un ojo, el mío.

-¡Bellaco sois, engendro de mil hechiceros!, dadme pronto tu nombre o te atravieso con mi castellana espada. A buena garita me trujiste, Sancho, este lugar es nido de follones.

-Por Dios –respondí temblando de pies a cabeza– que vuesa merced me trae por testigo de lo que dice su gentil persona. Villano y puto, y gafo soy, gentilhombre; con la añadidura de meón y cagón, que en esos menesteres me ha pillado espiando por la impertinente mirilla. A buena fe tengo por deciros que lo visto de vuestro talante revela algo tan fermoso y bien compuesto, gallardo y más mejor que en los libros de texto.

Ríose don Quijote de mis donaires y a punto preguntó mi nombre.

-Bachiller Borboroso Voyer –respondí al de la adarga y la lanza en ristre.

Colocóse el Quijote a toda priesa bragas y yelmo, y dando un puntapié en la puerta abandonó el privado y fuerte habló para que toda la venta lo oyese:

-Sabrás, Sancho amigo, que los españoles, y los que se embarcaron como nosotros en Cádiz, para venir de indias, una de las señales que tienen para entender que han pasado la línea equinoccial es cuando los señores truecan su caballeresca apostura por mujeriles melindres. Caraculihombres veredes, Sancho, como cosa de encantamiento.


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