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2088 27 Abril 2016

 

 

Entre la Benvenuti y el diputado Tláloc
Roberto Guillén

 

Monterrey.- Les cuento que el sábado pasado tuve en mi programa de radio a la diputada Marlene Benvenuti y al diputado Gabriel Tláloc.

Obviamente abrigaba una gran expectativa por conocer de cerquitas a la bella diputada que le estampó una cartulina en su mera cara al junior de Rodrigo Medina, con la leyenda No pasarán las cuentas mochas.

Pero, ¡oh, desilusión!, no hay tal. La diputada Benvenuti, a pesar de que me dio la impresión de que todavía está muy verde para hacer política, me parece que es mucha pieza para estar encorsetada en el retardatario Partido Acción Nacional. Pienso que con el tiempo, y agarrada de un buen Maquiavelo, podría escalar muy buenas posiciones, pero mientras continúe alineando en los linderos de la partidocracia, francamente no creo que llegue más lejos que Margarita Arellanes, es decir, no me interesa como mujer-proyecto.

Además, como bien se lo dije en el programa de radio, los partidos tienen sus intereses y sus dueños. De tal manera que no espero mucho de la bella Benvenuti… a menos que surja la Mujer que termina por saltarse las trancas del machismo verticalista que priva en la política mexicana.

Alguien debería susurrarle al oído lo que mi admirada Sabina Berman escribe en el número más reciente de la  revista Proceso:

Los sistemas políticos, tal como los conocemos, parecen estarse derrumbando… Las ideologías se han desordenado y ya decir de izquierda o de derecha no ordena ni el pensamiento de las élites ni el de los electores. Y la crisis económica que empezó en 2008 se ha alargado en demasía, y las poblaciones que no ven en el horizonte la esperanza de una vida mejor se desesperan y buscan alternativas inéditas.

***
En cuanto al diputado Tláloc, como ustedes saben sostuvo una confrontación con el fiscal anticorrupción Ernesto Canales, luego de “meterse a fondo” en el caso y desenterrar todo el expediente donde se exhumaron millones de dólares y el dolor de una señora de peluche que terminó en el bote tras perder el juicio frente a Televisa, donde el licenciado Canales fungía como abogado defensor de la señora de peluche. Debo decirles que el diputado se desgarró sinceramente las vestiduras en el programa de radio, exigiendo que el fiscal anticorrupción sea removido.
Pero, ya viéndolo en perspectiva, pienso que el diputado exageró la nota, porque si metiera un poco sus narices en toda la estela de corrupción que han ido dejando los priistas en todo el país, pues tal vez ni siquiera hubiera participado en política. Es decir, si bien es cierto que la conducta del licenciado Canales resulta un tanto cuanto cuestionable, pues no se compara con los atracos con la bola de rateros priistas que le han infligido a la nación.

Hasta mi papá me regaño de por qué no fui más duro con el diputado Tláloc en mis cuestionamientos. Le respondí que por dos cosas, una, que habla mucho y no me da chanza de preguntar, y la otra, que lo salvo la campana, porque se nos acabó el tiempo. Pero bueno, ya habrá otra oportunity, pero siempre de una manera cordial, tal como se lo dije a la Benvenuti, cuando nerviosonamente, al inicio del programa, me preguntó que de qué íbamos a platicar, que qué le iba a preguntar:

Tan solo se trata de una charla, diputada… es un diálogo cordial…

orovernissage@gmail.com


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