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2149 21 Julio 2016

 

 

INTERÉS PÚBLICO
¡Ah, qué caramba tan reforma!
Víctor Reynoso

 

Puebla.- Las discusiones sobre la reforma educativa, y en particular sobre la actitud de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) no pueden llegar a nada si se quedan en posiciones maniqueas, donde por un lado están “los maestros” y por otro “el Estado”.

Tampoco si se simplifican las cosas diciendo que la propuesta de normar el ingreso y la evaluación de los maestros no tiene nada que ver con la calidad de la educación, y que son cuestiones meramente “laborales”.

El problema de la CNTE ha expresado la dramática heterogeneidad del país. Esa organización tiene fuerza en las zonas más pobres, más aisladas, con menor acceso a la información. Las más propicias a las relaciones clientelares. La CNTE en Oaxaca tuvo la educación pública en sus manos durante varios lustros. Se dice una organización popular, representante de los más necesitados. ¿Qué logros tuvo en esos lustros? ¿Cómo mejoró la situación de los que menos tienen? ¿En qué sentido la actual reforma educativa federal amenaza esos logros? La organización no ha dicho nada sobre esto. Creo que no hay respuesta a estas preguntas simplemente porque la CNTE, con todos los recursos humanos y materiales con que contó, no generó beneficios significativos para la población más pobre. Se centró en otras cosas.

Sus prácticas clientelares, sus acarreos, chantajes, presiones basadas en información deformada o de plano en mentiras, son claras para quien quiera verlas. Sus objetivos también. Por eso su recurso a prácticas ilegales, como el bloqueo de carreteras, que desafían a la autoridad y perjudican a la ciudadanía. Por eso su demandas de todo o nada, como acabar con la reforma aprobada por el poder legislativo, como si estuviera en manos del Secretario de Gobernación o del presidente cambiar las decisiones tomadas por las cámaras de Diputados y Senadores.

Si en vez del todo o nada plantearan una revisión de los métodos de evaluación a los maestros, con participación de éstos, con propuestas concretas, sería otro asunto. Se podría argumentar que el proceso de reforma fue hasta ahora de arriba hacia abajo (top-down, en la jerga de políticas públicas) y que está demostrado que eso no funciona, que debe también haber un proceso de abajo hacia arriba, de los directamente afectados (los maestros) a quienes toman las decisiones (legisladores, Secretaría de Educación) (bottom-up).

Quienes plantean que un sistema para evaluar a los maestros, que implica desde luego la consideración de quién puede ingresar o no al magisterio y quién tiene los méritos para permanecer en él y ascender en el escalafón, es una mera reforma laboral, no tienen razón. Toda universidad seria tiene un sistema así: concursos de oposición con perfiles claramente delineados y con jurados objetivos e imparciales; escalafón claro y cuerpos colegiados que deciden, con base a criterios específicos, quién ocupa cada categoría.
Considerar que eso es “meramente laboral”, que no tiene relación con la calidad académica, es ver muy superficialmente o de plano no querer ver uno de los varios mecanismos para elevar la calidad de la educación.

Habrá quien diga que “es la economía, estúpido”: en las zonas más pobres del país (Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán: la geografía de la CNTE es precisa) no hay posibilidad de desarrollo educativo. Hay que resignarse a las prácticas clientelares, sean de los partidos políticos o de organizaciones corporativas como la CNTE. Que si estuviéramos en situación de pobreza lo entenderíamos: no hay más que vincularse a una organización, marchar, bloquear calles y carreteras para presionar al gobierno y lograr algo a cambio. Que mientras no llegue el desarrollo económico, nada de eso cambiará.

Pero habrá quien vea las cosas de otra manera. Que es indispensable impulsar la economía, pero es posible paralelamente impulsar la educación mediante políticas públicas a cargo del Estado, en sus niveles federal, estatal y municipal. Y que una reforma educativa bien hecha, que incluya sistemas de evaluación e ingreso de los profesores aunque no se limite a ellos, es parte indispensable de este esfuerzo.

* Profesor de la UDLAP.


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