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2161 8 Agosto 2016

 

 

La enseñanza de la ciencia en la Educación Básica
José Ángel Pérez

 

Monterrey.- El conocimiento científico y el conocimiento cotidiano son dos formas alternativas de enfrentarse a la realidad; ambos se aprenden en contextos diferentes.

Mientras que el conocimiento científico tiene lugar en el aula y es el profesor quien lo dirige, quien fija las metas, quien hace las preguntas, quien evalúa; el conocimiento cotidiano es más libre, nadie hace las preguntas, nadie las responde por el sujeto, su objetivo es resolver problemas.

El conocimiento científico y el conocimiento cotidiano implican procesos  cognitivos diferentes y hasta incompatibles, el conocimiento científico es una construcción social alejada de las formas cotidianas de conocer el mundo, pero que, a la vez, proporciona elementos para una mayor comprensión y transformación del mismo.

Empleando estrategias didácticas diseñadas por los profesores, los estudiantes pueden comprender la ciencia en algunos contextos, sin embargo, en otros, siguen aferrados a sus ideas intuitivas. En este sentido, la construcción del conocimiento  científico requiere de ambientes de enseñanza y aprendizaje que, atendiendo a las diferencias individuales de los estudiantes y a los diversos contextos sociales, permitan la construcción de las ideas científicas provocando rupturas epistémicas que permitan la formación de los conceptos científicos.

No se puede dejar libre al estudiante para que éste se apropie del conocimiento científico por sí mismo, si bien es importante construir la instrucción de tal manera que el alumno se sienta en libertad de discutir, de indagar, de interactuar con sus compañeros en el aula y en lugares lejanos mediante las redes sociales. Es importante no olvidar que el motor de los procesos de enseñanza y aprendizaje de las ciencias es el profesor. El alumno, por más interacción que lleve a cabo con sus compañeros y con la RED, no construirá el conocimiento científico sin un profesor que dirija el proceso.

Es legítimo y necesario relacionar la ciencia que se enseña en contextos escolares, con la vida cotidiana, lo que no es aceptable es que en aras de esa relación se caiga en la simplificación y el pragmatismo, sacrificando el conocimiento científico. La ciencia no es neutral, no es más de lo mismo, es una forma racional de entender y transformar el mundo, es una continua “lucha” contra concepciones erróneas de los estudiantes inmersos en una sociedad compleja y con propósitos muy distintos a los de la ciencia, que a veces ocultan la realidad, la “simplifican” y  la tergiversan. Basta con analizar las transmisiones de televisión para corroborar esto.  

Los conceptos de la ciencia se formaron en un contexto histórico con la participación de grandes hombres. Su enseñanza es tarea que debe ser prioridad en los currículos. Su enseñanza no es cosa fácil, se requiere una sólida formación, capacitación, y actualización de los docentes. Urgen espacios físicos adecuados para su enseñanza dotados de materiales didácticos de cara al siglo XXI. Se requiere de una visión revolucionaria del mundo y de la vida en cuya comprensión se haga uso de valores y actitudes y del dominio de habilidades necesarias para desenvolverse con éxito en una sociedad compleja y cambiante.

Urge luchar contra la simplificación y el pragmatismo en que se quiere situar la  enseñanza de la ciencia en la reciente Propuesta Curricular para la Educación Obligatoria 2016.


 

 

15diario.com