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2161 8 Agosto 2016

 

 

La Patria nació y murió en Tlaxcala
Ismael Vidales

 

Monterrey.- A la entrada de Tlaxcala existe un letrero que oficialmente reza “Tlaxcala, cuna de la Patria”, debido a que efectivamente en esta entidad nació Victoria Dorenlas, la muchacha tlaxcalteca que pintó “ebrio de amor” el jalisciense Jorge González Camarena, para ilustrar las portadas de los libros de texto gratuitos.

Mismos que estableció don Jaime Torres Bodet (discípulo de José Vasconcelos), en su segunda estancia como titular de la SEP en el sexenio de Adolfo López Mateos 1958-1964.

Aquellos libros que tan acremente criticaron la iglesia católica, los empresarios, la Unión Nacional de Padres de Familia y por supuesto su capítulo en Nuevo León; eran los primeros que salían de los talleres nacionales por encargo de la recién creada Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), el 12 de febrero de 1959. Eran el sueño de Vasconcelos y de Torres Bodet, cristalizado en libros gratuitos que reivindicaban para los niños mexicanos un derecho social universal y democratizaban la educación. La Conaliteg tenía la tarea de imprimir y distribuir millones de libros, algo que no se había hecho nunca antes en ningún otro país… esa tarea fue encomendada a un titán llamado Martín Luis Guzmán, militar, periodista y literato, ganador del Premio Nacional de Literatura en 1958.

En 1960 se imprimieron 19 títulos para los alumnos de primaria y 2 para el maestro; las portadas fueron obra de ilustres artistas, como: David Alfaro Siqueiros, Roberto Montenegro, Alfredo Zalce, Fernando Leal y Raúl Anguiano; y eran retratos de héroes de la Independencia y de la Revolución que en ese año conmemoraban 150 y 50 años respectivamente.

En 1962 la Conaliteg sustituyó todas las portadas y solamente utilizó la obra de Jorge González Camarena: “La Patria”, una mujer de tez morena, rasgos indígenas y mirada altiva que, apoyada en la agricultura, la industria y la cultura –simbolizadas en las imágenes del escudo y la bandera nacionales, un libro y diversos productos de la tierra y la industria–, representaba el pasado, presente y futuro de nuestra Nación.

Desde 1962 hasta 1972, “La Patria” ilustró más de 350 títulos; tan sólo el primer tiro alcanzó la cifra de 19 millones de ejemplares y hacia 1972 alcanzó los 523 millones de libros.

La muchacha que posó para este cuadro se llamó Victoria Dorantes, pero Diego Rivera le había cambiado el apellido por el de Dorenlas cuando ella le mostró unos dibujos y riendo Rivera dijo “miren a la Doré” digamos mejor “La Dorenlas”, en alusión a Gustav Doré. La Patria fue pintado en 1962, es un óleo sobre tela de 1.20 x 1.60 m. y desde 1991 es emblema y propiedad de la Conaliteg.

Victoria era una muchacha que nació en Tlaxala y llegó a la Ciudad de México para trabajar en el bar “El Rancho del Artista”, ubicado en lo que hoy es la Avenida Coyoacán, entre las calles de Matías Romero y Ángel Urraza, donde los pintores, políticos, turistas y actores se daban cita. El dueño del bar se llamaba Francisco Cornejo y era un destacado pintor de calendarios, quien además, dicen las malas lenguas, era amante de Victoria.

González Camarena conoció a Victoria cuando ella tendría entre 17 y 19 años y era la esposa de un guardaespaldas del General Alfonso Corona del Rosal; el muchacho era un bravucón que murió pronto en un pleito a balazos. González Camarena estaba obsesionado por la muchacha cuya exótica belleza era admirada por todos los que la conocían, y aunque estaba casado con la bellísima francesa Jeanine Barré d´Saint Leau, Camarena la hizo su amante. A la muerte de éste, Victoria se fue a vivir a París, en donde se hizo alcohólica, y anduvo vagando de un lugar a otro, hasta que una señora de apellido Brailowsky la recogió y la regresó a México. Aquí volvió a Tlaxcala para vivir en San Martín Xaltocan, con el pintor, escultor y poeta Cutberto Escalante, de quien pronto se separó tras constantes pleitos. Se dice que “La Patria” murió sola y olvidada en su pueblo natal, San Agustín Tlaxco.

Camarena internacionalizó a su musa en el mural “Integración Latinoamericana”, que pintó en la Universidad de Concepción, en Chile. En 1992, con motivo del discutido “Encuentro de dos Mundos”, se emitió una serie postal y en uno de los timbres aparece Victoria Dorenlas completamente desnuda, junto a varias mujeres indígenas de otras naciones del continente. El timbre fue acaparado por los coleccionistas, y tenía un valor de 7 mil pesos (7 pesos actuales).

El último retrato que González Camarena le hizo a Victoria fue de memoria, un poco antes de que se separaran, y es un cuadro donde “La Patria”  aparece como un diablo con ojos fosforescentes.

* Si le interesa la historia completa, consulte la obra de  Antonio Luna Arroyo (1988). Jorge González Camarena en la Plástica mexicana. México: UNAM, 337p.


 

 

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