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2167 16 Agosto 2016

 

 

Megaproyectos: desarrollo y desigualdad
Pablo Vargas González


        
Pachuca.- El estado de Hidalgo, en las últimas décadas ha apostado fuertemente a proyectos de desarrollo externo, sin generar propuestas que impulsen el crecimiento económico e impulsen el desarrollo local y regional, pero en las últimas propuestas no solo han sido desastrosas sino que han profundizado la desigualdad social, la imposición de proyectos sin la menor consulta, y el descontento social.

Los grupos sociales esperan otra forma de desarrollo inclusivo, realista y respetuoso de la gente, del entorno y de la identidad.
        
Desde los años 60´s, en plena etapa del desarrollo estabilizador y del auge económico nacional, se impulsaron como palancas los famosos “polos de desarrollo”; en Hidalgo, que venía con rezagos y un estancamiento general en la mayoría de municipios, así como un decaimiento de la minería, se vio como una gran salida la instalación de grandes proyectos de inversión estatal que empezaron a funcionar medianamente.
         
Así se construyó Ciudad Sahagún, con grandes corporativos de la industria metal mecánica para el centro del país: Sidena, DINA, carros de FFCC, entre otros, que en su momento cumbre en los años 80´s, había creado más de treinta mil empleos bien remunerados. Después vino la crisis, el saqueo y corrupción de las empresas paraestatales, en complicidad con sindicatos que vendieron contratos colectivos y la debacle se tornó una catástrofe; y llegó el capital privado en otra etapa de saqueo de las migajas. 
        
Otro ejemplo fue la sierra, con la explotación del manganeso, a través de la empresa paraestatal y luego privada Minera Autlán, que extrajo millones de toneladas de este recurso, con un gran costo social y ecológico, la enfermedad de la población, la devastación de ríos y la complicidad de gobiernos locales y federales.
      
En los setentas, el gobierno federal dio otro paso y se vio como un logro la construcción del complejo energético en la región de Tula, con la Refinería de Pemex y una termoeléctrica de CFE, que junto con las empresas cementeras y caleras privadas, amén de las aguas negras provenientes de la ciudad de México, la convirtieron en una de las ciudades más contaminadas, según la ONU.
       
No aprendimos ni tampoco hubo proyectos de desarrollo para incentivar los actores locales y regionales, o aprovechar los recursos naturales y el capital humano; al contrario, de varias regiones de Hidalgo se han ido en busca del “sueño verde” y han emigrado en itinerarios forzados y peligrosos en la migraciones laborales a EUA.
     
No solo no aprendimos sino que los gobiernos siguieron insistiendo en proyectos de fuera, con una lógica externa y por consiguiente con bajos impactos al desarrollo local. Así llegó el siglo XXI. La constante fue la pobreza rural y urbana, el desempleo y las bajas oportunidades para el desarrollo. La corrupción se entronizó y no hubo capacidad para dar oportunidades a los hidalguenses. Al contrario, quien se movía no salía en la foto, o peor, a los disidentes se les reprimía y castigaba.
      
El punto de quiebre entre estos proyectos con inversión estatal fue la posibilidad de construir el aeropuerto nacional en terrenos de Hidalgo, una gran expectativa que desafortunadamente se perdió por formar parte de una elite política subordinada al Grupo Atlacomulco, que se quedó con el proyecto y con las posibles riquezas emanadas de él. Así también llegaron otras propuestas, ya con la inclusión de capital privado; el caso Zimapán ya no fue grato para la sociedad y las regiones. Se quiso instalar un megaproyecto para tirar basura tóxica y la población se movilizó varios años para impedirlo.
        
Los “megaproyectos” de capital privado principalmente han asolado últimamente el territorio hidalguense: empresas de tigres con piel de cordero y proyectos con el objetivo de devastar recursos naturales, para cambiar “oro por cuentas de vidrio” los tenemos en varias regiones: la Terminal intermodal de puerto seco, en Atotonilco de Tula, la planta Cementera Santa Anita, del empresario Slim, que compró la tierra en claro despojo y engaño, la falta de proyectos para el uso del agua, la privatización de recursos naturales, etc.
         
Para discutir todos estos temas, algunas organizaciones civiles de Hidalgo han organizado el “Foro Agua y Territorio”, que se celebrará el próximo sábado 20 de agosto, a las 10 horas en la Fundación Arturo Herrera Cabañas, en la ciudad de Pachuca. El tema principal es discutir el “modelo de desarrollo” actual y las opciones y alternativas sociales.


 

 

15diario.com