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2180 2 Septiembre 2016

 

 

MUROS Y PUENTES
Indignante el pequeño impopular
Raúl Caballero García

 

Dallas.- El de antier fue un día vergonzoso y humillante para los mexicanos, por la insólita y estúpida invitación de Enrique Peña Nieto –ese inconsciente que no entiende que no entiende– ¡al xenófobo, racista, ofensivo, antimexicano Donald Trump!

Un encuentro que despertó durante todo el día de antier (y sigue), en la mayoría de mexicanos, indignación. Ya se vio, las redes sociales inundaron sus espacios con mensajes e imágenes de coraje y desaliento, con memes satíricos o irónicos, pero en el fondo dolorosos por su entraña; en la capital de México hubo marchas para manifestar protestas e indignación; un reguero de opiniones, notas, videos, artículos de intelectuales y políticos dieron cuenta de la torpeza que implica la invitación no sólo a un candidato a la presidencia de EU –se dice que nunca en la historia de la diplomacia mexicana se había cometido error tan fuera de tono– sino como ya está más que subrayado, a una persona non grata para los mexicanos que no avalamos tal acto de Peña Nieto.

Ese que ocupa la residencia de Los Pinos, con esa invitación, con ese gesto de darle la mano a quien lleva más de un año insultando a los mexicanos, con esa invitación, digo, además que se mostró ante el mundo entero como un presidente insensible y falto de dignidad, nos ofendió a los mexicanos. Que le quede claro.

En un acto de efectos publicitarios para Trump -un tipo astuto para lograr efectos teatrales- Peña Nieto saludó oficialmente la campaña de odio del candidato republicano. Con ese saludo Peña Nieto respaldó los insultos de quien en pleno vuelo de regreso a los Estados Unidos seguramente se reía de quien se ha creído eso de ser jefe de Estado; qué manera de empequeñecerse la del priista que vive en Los Pinos, legitimó a tan perverso personaje antimexicano.

Pero en qué cabeza cupo semejante espectáculo, la suya por lo visto no le sirve para pensar, menos para tomar decisiones; pero ¿quiénes lo asesoran de manera tan indignante? Encima sale él mismo a decir que no fue un error… o sea en su supuesta aclaración va implícita la falta de acierto. La SRE también sale al otro día a tratar de justificar la ofensa, la vergüenza nacional. Patético todo eso que The New York Times considera surrealista y falta saber las consideraciones de su verdadera contraparte, el presidente Barack Obama (y de la candidata demócrata Hillary Clinton, quien ya ironizó con eso de “dime con quién andas” etcétera); me dicen (en este momento de revisión de estos apuntes) que la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, quiso renunciar -aparentemente no tomaron en cuenta a la canciller para invitar a Trump… cuánto desaseo- y su jefe no aceptó la renuncia, claro, el escándalo -que ya de por sí- sería mayúsculo. Entre tanto el informe de gobierno es la cortina que en estas horas cubre lo que ocurre tras bambalinas: tensiones, sumisiones y cinismo que al final del día se harán humo, es la constante de Peña y su gabinete.

Peña no exigió a Trump que se disculpara, Trump no ofreció disculpas, no pidió perdón como muchos creyeron que lo haría porque de no hacerlo, se indicó, dejaría en ridículo a Peña… así fue, y para rematar, el mismo día Trump le mandó una bofetada a quien horas antes había sido su anfitrión: el muro va, dijo en Arizona -con Joe Arpaio y Jeff Sessions, ese par de antiinmigrantes, flanqueándolo- el muro va y México lo pagará, dijo, “aunque ellos no lo saben aún”. Cuánto descaro. Sin embargo, es bien sabido su actuar, por eso ni se entiende ni se acepta el paso en falso del que vive en Los Pinos. Trump reactivó en Arizona su posición antiinmigrante, exhibiendo al pobre imprudente que mal gobierna México. Qué afrenta nos asestó el pequeño impopular Enrique Peña Nieto.

* El autor es escritor y periodista regiomontano.
Para comentarios: caballeror52@gmail.com.


 

 

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