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2183 7 Septiembre 2016

 



DISPARATES
Juanga no debió de morir, ay de morir
Armando Hugo Ortiz

 

Monterrey.- Alberto Aguilera no deseaba que sus exequias fueran un show, imposible supervisarlo, y sobre todo cobrar regalías a los organizadores. Tal vez por ello dio indicaciones al respecto.

Mas su funeral fue expropiado por los funcionarios públicos, no por causa de utilidad pública, sino para su imagen política. La familia de Juan Gabriel los frustró en parte; ellos hubieran preferido su cuerpo embalsamado, con los cosméticos que tanto le agradaban y su mejor atuendo. De buenas no fue así, le hubiera sucedido lo que a Pedro Manzanas (1740-1790), un carismático fraile español, que según relata su biógrafo:

Aunque se procuró tener cerradas las rejas de la Capilla, permitiendo sólo a la vista del Pueblo el cuerpo, no se pudo negar a algunas personas Eclesiásticas y Seculares la entrada a dicha Capilla, a cuyo ingreso se arrojaron otras muchas personas con tanto ímpetu, que no pudieron los Religiosos estorbarlo, ni quitar el que no contentos con besarle pies y manos, lo dejaran dos veces desnudo, procurando todos los que pudieron llevar parte de su ropa por reliquia.*

¿Se imaginan el tumulto de los fans, arrancando chaquiras y lentejuelas del vestuario de nuestro Divo?

Así que los tributos fueron para una caja que contenía dos kilos de ceniza –aproximadamente– de lo que fue el cuerpo de Juan Gabriel, ya cremado.

Tarde o temprano los gandallas regresarán la urna, para que se deposite en Ciudad Juárez, como fue su deseo. Entonces iniciará el auténtico homenaje popular.

Mas no faltarán otros oportunistas que sigan lucrando el mito, como la dama  que mencionó un texto apócrifo sobre la eternidad de Juanga y el PRI, o la legión de presuntos hijos, nietos, bisnietos y choznos, pidiendo examen de ADN para reclamar parentesco.

Y su parte de la herencia.

* www.anuariobrigantino.betanzos.net

a_hugo16@hotmail.com

 

 

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