Suscribete

 
2186 12 Septiembre 2016

 



Carlos Marín contra Peña Nieto
Eloy Garza González

 

Monterrey.- El periodista Carlos Marín no cuestiona: pontifica. Sus entrevistas son un dechado de sentencias ligeras, banalidades disfrazadas de opiniones realistas. Se monta en su macho. Si además trae consigna de algún poder fáctico, al interrogar a su entrevistado lo pondrá contra las cuerdas. Lo acribilla con epítetos. Destila placer al ostentar su incultura. Es un macho que regaña. Gana por knock out, porque le amarra las manos al rival.

El Presidente Peña Nieto es un lame duck (pato cojo), lo que en política norteamericana se conoce como un mandatario sin fuelle, sin margen de operación, desplumado a destiempo. Sus respuestas son escopetazos al cielo. Carece de puntería. No hay ingenio, ni certezas ni convicción en sus argumentos. Se percibe, con facilidad, su pobreza de léxico, sus lugares comunes, sus clichés que quieren parecer elegancia y estilos en un sexenio que concluye antes de tiempo.

Una entrevista de Carlos Marín con Peña Nieto se antoja manojo de vulgaridades. No hay intercambio dialéctico. Se junta la política vacua con el periodismo ramplón. Peor si el tema es la visita de Donald Trump a Los Pinos. Uno acusa y el otro se defiende a trompicones; uno ataca y el otro se defiende con exabruptos; uno agrade y el otro se exalta. La grabación de este duelo verbal que no remontó nunca a alturas de entrevista digna, no quedará en los anales de ninguna historia. Apenas quedará, como en el soneto de Góngora, humo, polvo, sombra, nada.

 

 

15diario.com