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2254 15 Diciembre 2016

 

 

INTERÉS PÚBLICO
Leer
Víctor Reynoso

 

Publicar sirve para hacer méritos.
Leer no sirve para nada: es un vicio, una felicidad.
Gabriel Zaid

Puebla.- Jorge Luis Borges puso en el centro de su vida y de su escritura a la felicidad (“los deberes de todo hombre: ser justo y ser feliz”; “he cometido el peor de los pecados: no he sido feliz”; “la lectura es una forma de felicidad, no puede haber lecturas obligatorias así como no puede haber felicidad obligatoria”). Esa es una de las perspectivas desde la que se pueden leer o releer los textos de Gabriel Zaid compilados por Fernando Solana Olivares (Leer, Océano exprés, México, 2016).

En estos ensayos inclasificables puede haber un hilo que los une: la forma fresca, aguda, vital, con que Zaid lee desde un verso de Pellicer hasta las intentos pirámides que todos tratamos de subir para ponernos por encima de los demás y la trivialidad de esos intentos. Una lectura que recuerda “El traje nuevo del emperador”, escrito por Andersen. Sólo un niño fue capaz de leer que el emperador iba desnudo. El título de la compilación, sus cuatro letras, es pues un título feliz.

La felicidad de estas lecturas tiene que ver con el vínculo entre la creatividad y la vida, la poesía en la práctica. “Un hombre creador que no es práctico es un mal artista. Un hombre práctico que no es creador no es hombre práctico, es un burro de noria”. Contra la idea romántica de que el genio está asociado a la depresión y en general a la enfermedad mental, Zaid considera que “Lo genial es precisamente la salud. Los grandes cuadros de Van Gogh no surgen de su locura, sino de su salud”.

Rechaza con claridad tanto ciertas ideas de lo que es ser idealista como de su opuesto (ser “materialista”, supongo): “No hay que decir que es ‘idealista’ querer ir en un auto ignorando la gasolina. Hay que decir que es estúpido. Tan estúpido como no querer ir a otra parte que a cargar gasolina”.

Dos formas de estupidez: desentenderse de nuestras necesidades y de nuestros límites materiales y limitarse a ellos. La creatividad, la poesía, puede estar en todos lados, considerando nuestro ser material y sus límites. Debiera estar en todos lados. La cultura no así una distinción snob (sin nobleza). Es “el camino de hacer habitable el mundo y entendernos”.
Poder habitar el mundo, y siempre en relación con los otros. Toda cultura como conversación. Toda conversación como creación, si es que vale la pena.

Se agradece esta selección de escritos de uno de los mejores escritores mexicanos vivos. De uno de nuestros mejores lectores. Hay lecturas de la política que me gustaría ver ahí, como “La propiedad privada de las funciones públicas”, o “Escenarios sobre el fin del PRI”, textos clásicos de la política mexicana. Pero lo que tiene Leer es suficiente para pasar buenos momentos de felicidad, para hacer nuestro propio mundo más habitable, para intentar conversaciones creativas (o valorar como tales las que ya tenemos), para llevar la poesía a los pequeños haceres de cada día.

* Profesor de la UDLAP.

 

 

 

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