Mi voto por AMLO
Eloy Garza González

Monterrey.- Las elecciones presidenciales están a la vuelta de la esquina. Por el lado del PRI, todos los aspirantes son iguales. No hay diferencias entre ellos: obedecen al poder y punto. Por el lado del PAN, abundan los cartuchos quemados. Hay una rebatinga, para ver cuál tiene la reputación más averiada: es un pleito de cantina. Por el lado de los independientes, fueron flor de un día. Puros broncos, metidos en broncas.

¿Un tapado de última hora?, imposible. El tiempo, como avalancha, se nos vino encima. Tampoco el voto nulo es un remedio. La realidad no se disuelve cerrando los ojos y listo. Ni el sol se tapa con un dedo.

Lo verdad es tautológica: hay lo qué hay. Ni más ni menos. Lo demás son sueños guajiros. No se escoge entre candidatos ideales, modélicos, sino entre personas de carne y hueso. Nos gustaría que Andrés Manuel López Obrador fuera un orador más versado, con más preparación y agudeza en sus respuestas. No lo es. Está a años luz de José Mujica, e incluso del defenestrado Lula da Silva.

Pero AMLO es un hombre, en términos generales, honesto. Como Jefe de Gobierno del D.F. no lo hizo mal. Esto, a pesar del marcaje personal que tuvo desde Los Pinos. No es un intelectual, pero respeta a los intelectuales. No es un académico, pero sabe juntarse con ellos y darles su lugar.

Andrés Manuel se ha vuelto un hombre más reposado, menos irascible y visceral. Ahora se sale del cuadrilátero político de vez en cuando, para tomar aire y reflexionar. Ve las cosas en perspectiva desde su departamento o una plaza pública vacía, libre del olor de multitud, al que solía ser afecto.

Esa madurez de político, no lo veo en los demás aspirantes presidenciales. En ningún otro. De todos, el mejor. De los males, el menor. Ojalá le alcance la salud y su inédito talento de negociador. Y que quede como presidente de México. Incluso por el bien de quienes lo detestan o al menos no lo quieren.