Vale la pena recordarlo hoy, cuando han terminado los 8 años de la llamada Era Bush.
Cuando la revista norteamericana People le preguntó a Bush cuáles habían sido los momentos que más recordaba de su mandato, el presidente subrayó uno en particular: la ocasión en que lanzó el pelotazo inicial del campeonato mundial de beisbol. Y por si quedara alguna duda, abundó: “curiosamente, nunca sentí tanta ansiedad en ningún otro momento de mi presidencia”.
Las palabras de Bush son un retrato de cuerpo entero del hombre que presidió la nación más poderosa del mundo. El hombre que vivió los ataques del 11 de septiembre, que inició dos guerras y que vio desmoronarse las bases de la economía occidental. El que vio destruida la ciudad de Nueva Orleáns bajo las aguas, sin tomar medidas eficaces para enfrentar el problema. Este hombre, recuerda como la máxima ansiedad de su periodo la sola posibilidad de quedar mal al lanzar una bola de beisbol.
Vale la pena recordarlo ahora, no sólo porque termina la Era Bush y empieza la Era Obama, sino también porque los mexicanos y en particular los nuevoleoneses andamos empeñados en la elección ya próxima de nuevos gobernantes y legisladores.
Entre partidos que hacen lo contrario de lo que predican, entre gobernantes que deberían ser cesados y sancionados por abandono del trabajo que protestaron cumplir,  entre otros más que con una mano se persignan y con la otra sacan dinero del erario para fines personales o partidistas, viene a cuento la sentencia aquella de que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Y reescribirla, como muchos han propuesto ya: no tenemos el gobierno que nos merecemos. En realidad, nos merecemos uno peor, por dejados, por olvidadizos y por mansos.

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