Google
cabeza
1
2

portada64ind

15diarioind

nuevoleonind

hemero15

15diariotv

videoteca

foko

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                        
sifuentesit

sifuentesimgEn el pasado año 2008 se cumplió una década de lucha por tratar de recuperar el dinero del fondo de ahorro que se instituyó como tal para los migrantes mexicanos, que desde 1942 a 1964 fueron a trabajar a diferentes áreas de los Estados Unidos, como parte del programa “bracero”.
Aunque desde el año de 1943 empiezan a surgir las dudas al respecto, no es sino hasta 1998 en que se hace el reclamo oficial por parte de la gente involucrada. En ese año del 98 del siglo pasado, Ventura Gutiérrez, organizador laboral en el sur de California, recibe la petición de un familiar muy cercano a él para averiguar si era elegible para los beneficios del seguro social.
La búsqueda de Gutiérrez lo llevó a un documento sobre las cuentas de ahorro obligatorio. A partir de allí pasa los siguientes 2 años reuniéndose con braceros, encabezando manifestaciones en apoyo de su causa y contratando abogados para presionar de manera más efectiva. (1)
Y el ejemplo cundió por todas partes. En octubre de 1999, aquí en México se crea la Asociación Civil “Braceros Unidos de Sinaloa”, con más de 300 ex-trabajadores agrícolas, de un total de 1,500 afectados. Todo ello en el marco de la posible creación de un nuevo programa titulado “trabajador-huésped”, el primero en su tipo desde 1964.
Antes de continuar con información reciente, revisemos brevemente el programa “bracero”, llamado en inglés Emergency Farm Labour Program. Prácticamente desde que se crea la frontera con los Estados Unidos en 1848, el movimiento de personas de un lado para el otro creció en gran medida. Sin embargo, la exportación de trabajo masculino joven data de 1870. En 1900 había en el vecino país del norte 78,000 mexicanos trabajando en el agro, en la minería, en aserraderos y en la construcción.
Años después la cifra alcanza los 222 mil, acelerada en parte por la revolución mexicana y la rebelión cristera. Durante el período de la recesión económica, en la década de 1930, la Unión Americana da por terminada la expansión económica y por lo mismo, la inmigración. A pesar de ello, la cantidad de mexicanos sobrepasaba fácilmente el millón de personas. Muchos de ellos regresaron a su lugar de origen.
Durante la Segunda Guerra Mundial, México firmó el programa Bracero, que se inicia, como ya señalamos, en 1942. En este período la fuerza de trabajo mexicana fue la solución inmediata a la escasez de mano de obra en los Estados Unidos. (2) Con este programa, la migración de trabajadores mexicanos, antes espontánea e irregular, entra a una fase supervisada y reglamentada. Concluido el conflicto bélico, el Departamento de Estado norteamericano manifiesta su interés en poner fin al programa, pero la presión de los agricultores del país vecino, quienes habían descubierto en el bracero mexicano un hombre fácilmente explotable y poco exigente en materia salarial, haría que los acuerdos se prolongaran hasta el año de 1950.(3)
En 1951 se establece en Estados Unidos la Ley Pública 78, con base en la cual se negoció un nuevo contrato que debería revisarse cada dos años y que, con algunas modificaciones, se mantuvo en vigor hasta 1964. A pesar de que la nueva normativa fue recibida con beneplácito, era evidente que no colmaba las expectativas esperadas por ambas naciones. (4)
Por ejemplo, el agricultor norteamericano, temeroso de que por ley se le obligara a subir el salario del trabajador, empezó a favorecer la entrada de inmigrantes ilegales, que ganaban lo que se les ofrecía y, a diferencia del bracero, podían emplearse en los servicios, en pequeñas industrias y aun como rompe-huelgas, cuando surgían conflictos con los asalariados organizados. (5)
Al iniciarse las pláticas para la revisión del primer acuerdo, vuelvan a aparecer los mismos problemas de antaño, lo que obstaculiza llegar a una negociación. Ante el retraso, el gobierno de Estados Unidos decide, de manera unilateral, la contratación de trabajadores inmigrantes bajo su sola supervisión.
Herido el orgullo del gobierno mexicano, éste trata de detener la emigración, ofreciendo empleo en infraestructura, en las filas del ejército y en la ganadería, pero todo fue inútil. Cuando se reanudan las pláticas, a fines de 1954, el gobierno mexicano cede en muchas cosas, pero sobre todo en el tema de salarios, ya que en el nuevo documento se deja al arbitrio del Secretario del Trabajo norteamericano decidir sobre el monto de los mismos. Libre de esa atadura, el granjero estadounidense permite la repatriación de cientos de miles de inmigrantes ilegales o “espaldas mojadas”, operación conocida como “wetback”, cuyos años álgidos transcurrieron entre 1954 a 1960. (6)
En los años siguientes, la renovación del acuerdo transcurrió sin incidentes, hasta que la mecanización de la agricultura en el vecino país del norte redujo la demanda de empleo, bajando poco a poco la influencia del empresario agrícola en el Congreso, a la par que el poder de los sindicatos, tradicionalmente opuestos a la “competencia desleal”, lograba finalmente poner fin al programa bracero en 1964.(7) Treinta y cuatro años después, el reclamo hecho por braceros del dinero que les fue deducido de su salario para el fondo de ahorro, vuelve vigente el tema.
El primer paso importante en el reconocimiento de la deuda sucedió cuando el Congreso mexicano acordó crear una comisión para buscar cómo entregar el dinero a los afectados, en diciembre de 1999, aunque se le fue dando largas al asunto. Mientras tanto, los antiguos braceros se agrupan en torno a la Alianza Braceroproa, organización que aglutina varias asociaciones campesinas en Estados Unidos y México. En Nuevo León existe la Unión de Ex-Braceros  y Migrantes del Noreste de México, cuyos representantes expresan que “mínimo son 1,600 millones de dólares en todo el país lo que se adeuda a los braceros”. (8)
En una investigación realizada por el periódico Los Angeles Times, se encontró documentación oficial del gobierno mexicano archivada en la Universidad de Wisconsin, donde supuestamente, hasta 1946, los braceros habían recuperado 28 millones de un total de 32 que se les adeudaban. También, según la misma fuente, las autoridades mexicanas decidieron suspender la deducción obligatoria en 1946, al percatarse de los enormes problemas que dicho fondo de ahorro generaba. Jonathan Rothstein, abogado que ha entablado la demanda representando a los ex-braceros, duda de la autenticidad del documento. (9)
Tampoco se ha podido establecer con certeza si el envío de fondos salió de Estados Unidos y se depositaron en bancos mexicanos. El Banco de México y el Banco Nacional de Crédito Agrícola aseguran no tener expedientes sobre el caso. El banco Wells Fargo, con sede en San Francisco, California, donde algunas de las deducciones fueron depositadas antes de ser transferidas a México, señaló que el asunto se manejó satisfactoriamente en el curso normal. (10)
Ante la falta de respuesta a sus demandas, cientos de ex-braceros mantuvieron ocupada por tres horas la finca de Mercedes Quesada, madre del entonces presidente Vicente Fox, a principios de febrero de 2004. Llegaron al rancho San Cristóbal en 40 autobuses, encabezados por Ventura Gutiérrez, fundador de la Alianza Braceroproa, Gilberto Parra, ex-diputado federal por Jalisco y Rosa María Zárate, representante de los ex-braceros de Sinaloa. Los demandantes abandonan la comunidad ante la promesa de que serían recibidos por el secretario de Gobernación, Santiago Creel.
En abril de 2005, la Cámara de Diputados aprueba la creación del fideicomiso que administraría el Fondo de Apoyo Social para ex-trabajadores migratorios mexicanos, con un monto de 298.5 millones de pesos. La ley que crea el fideicomiso establece que la Secretaría de Gobernación debería integrar el padrón de demandantes y una vez concluido debería empezar a entregarse los apoyos. El fideicomiso contaría con un comité técnico integrado por representantes de las Secretarías de Hacienda, Relaciones Exteriores, Gobernación, Desarrollo Social y de la Función Pública.
Aunque no era precisamente esa cantidad la esperada, algunos ex-braceros consideraron que valió la pena rescatar algo de lo perdido. Ahora sólo falta que le entreguen la cantidad ofrecida de 38 mil pesos a cada uno.

NOTAS
1.- El Norte, 29-IV-01.
2.- El Nacional, 24-VIII-90.
3.- Olga Pellicer de Brody y Esteban L. Mancilla, Historia de la Revolución Mexicana1952-1960, Colmex, 1978.
4.- Idem.
5.- Idem.
6.- Idem.
7.- Idem.
8.- El Norte, 4-XII-00.
9.- El Norte, 3-V-01.
10.- El Norte, 29-IV-01.


enviarseparador compartir

¿Desea dar su opinión?

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

ruizind

tapiaind

sanchezind

garzaind

padillaind

asaelind

sifuentesind

saenzind

sancehzdeaind

cruzind

gomezind

alanisind