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19 octubre 2010
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Efectos perversos de la descentralización educativa
Héctor Franco Sáenz

Reconociendo la naturaleza multifactorial de la problemática educativa y continuando con el afán de identificar los principales factores que han conducido a la educación al lugar en que se encuentra, abordaremos lo concerniente a los resultados del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica y Normal (ANMEB), evento que con muchas expectativas se firma el 18 de mayo de 1992, como forma diferente de celebrar el “Día del Maestro”, acorde con el momento de contar con un presidente modernizador, un titular de la SEP con aspiraciones presidenciales y el arribo (en 1989), de una mujer a la dirigencia del SNTE.

La forma en que se realiza el acto constituyó en sí una “Reunión de la República Educativa”, integrada por el presidente, funcionarios de la SEP, del SNTE y los gobernadores de los 31 estados, que con su presencia le dan el sentido republicano. Según lo comentó luego, Alejandro Canales en la revista Perfiles Educativos “cuando prácticamente había transcurrido la mitad del periodo gubernamental y no se tenía noticia de un avance sustantivo en el proceso de descentralización” se firma el ANMEB, representando hasta ese momento, la iniciativa más importante de las últimas tres décadas.

En este documento se establecen compromisos, cuyos aspectos centrales quedan plasmados al año siguiente en la reforma al Artículo 3º y la Ley General de Educación. El ANMEB, según lo señala el maestro Edilberto Cervantes Galván1 en trabajo publicado en 2003 por el Colegio de Tamaulipas (como evaluación de la primera década del Acuerdo), que el mismo consistió en tres ejes principales, como son: la reorganización del sistema educativo, la reformulación de los contenidos y materiales educativos y la revaloración social de la función magisterial

El objetivo central, manifiesto del ANMEB, fue la reorganización del sistema educativo mediante la reasignación de funciones en los tres niveles de gobierno, tendientes a descentralizar la administración y operación del mismo y  fortalecer a los gobiernos estatales, a través de la transferencia de recursos.

La firma del ANMEB fue sumamente celebrado y un nuevo lenguaje empieza a utilizarse para referirse a la administración de la educación, como los términos de un “Nuevo Federalismo Educativo” o el de “Federalización de la Enseñanza”, para dar a entender algo distinto a lo que históricamente en México se había utilizado, dado que por “federal” siempre se entendió lo “central”, por eso tanto el gobierno, los maestros y las escuelas federales, por ejemplo, fueron sinónimo de centralismo, de ahí que hablar ahora de “Nuevo Federalismo” buscaba reflejar la intención de retomar el sentido original del término, o sea una estructura constitucional descentralizada.

A dos años de firmado el ANMEB, a fines de 1994, como resultado del “1er Congreso Nacional de Educación” del SNTE, este organismo empieza a dictar la agenda de la educación nacional al dar a conocer sus “Diez propuestas para mejorar la educación”, entre las que destacan los fines y objetivos de la educación en el nuevo milenio, federalización de la educación básica, formación y actualización del magisterio, carrera magisterial, el financiamiento de la educación y el papel de los medios de comunicación. Cabe destacar el énfasis que el SNTE puso en apoyar el Acuerdo, en virtud de que con ello se le reconocía como el único titular de las relaciones colectivas de los trabajadores de la educación.

En el nuevo modelo de administración del sistema, de hecho la SEP lo que hace, como lo reconocen quienes oportunamente han estudiado el caso, entre los que se encuentran en particular de Nuevo León (aparte de Cervantes Galván), el economista José Antonio Mejía Ayala2 y el profesor Raúl Rodríguez3, quienes coinciden en que se hizo una “descentralización operativa” a cambio de una “centralización del poder”, reservándose la SEP, formalmente, el aspecto normativo.

Carlos Ornelas4 por su parte, estudioso del tema, realiza un estudio acerca de lo que ha pasado con el “nuevo federalismo educativo”, dividiendo los trabajos de análisis en dos partes: “del centro a la periferia” y “de la periferia al centro”, relevando en este último apartado los señalamientos de los autores mencionados. Cita a Mejía Ayala cuando dice: No podemos negar el derecho  a la Secretaría de Educación Pública para dictar los lineamientos técnicos de la educación nacional, pero no nos parece justo que a los estados se nos asigne la tarea de amanuenses o simples operadores de lo que el olimpo demagógico de la capital determine… nuestra autonomía y soberanía estatales, parecen no contar.

Raúl Rodríguez por su parte es contundente al decir “no es preciso hablar de descentralización o federalización de la educación, sino de la delegación de la operación de los servicios educativos.” 5 Cervantes Galván señala que la administración y transferencia de los recursos a los gobiernos sí se hizo, pero “lo que no se logró fue el propósito de reorganizar la administración del sistema educativo; se descentralizó sí, se otorgó la responsabilidad laboral y de operación a los gobiernos estatales, pero no se alteró un ápice la estructura burocrática que desde hacía muchos años había ido desarrollando la SEP, sin ningún plan ni estrategia.” 6

Finalmente, como se puede apreciar en los estudios más serios sobre el tema, los objetivos manifiestos no se lograron, sus resultados han sido perversos, la burocratización de la administración educativa es una realidad; se ha ido expandiendo sin control ni rubor alguno, las delegaciones en todo proliferan, innecesariamente, como sucede en el caso de educación donde hasta Subsecretarías de la SEP tienen “Delegados”, contribuyendo con ello solamente a dificultar más la gestión. Se da el caso que la respuesta a determinado documento, se exige hasta por tres instancias diferentes, realmente como una forma de justificar el puesto, mientras las “instituciones descentralizadas”, tranquilamente, se la pasan replicando las disposiciones nacionales. Lo anterior es extensivo a lo que sucede en la mayoría de las “Delegaciones”.

CERVANTES Galván Edilberto, Los desafíos de la educación en México. ¿Calidad en la escuela?. FUNDAP S. C./Colegio de Tamaulipas, 2003.
MEJÍA Ayala, José Antonio, “Federalismo e innovación educativa en México: el caso de Nuevo León”. Citado por Carlos Ornelas en Política, Poder y Pupitres (Crítica al Nuevo Federalismo Educativo), p, 32.
RODRÍGUEZ Rodríguez, Raúl, “Modernización y cambio institucional de la educación en Nuevo León”, Citado por Carlos Ornelas, Op. Cit. P, 35.
ORNELAS, Carlos, Op. Cit.  P, 31.

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