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924 09 Noviembre 2011

Manita de puerco
Nora Elsa Valdez

M
onterrey.-
Como es arriba es abajo, y así como una hormiga no puede aprender matemáticas, tampoco el hombre puede entender la Mente que ha creado el Universo en que vivimos. El hombre con toda su inteligencia aún no puede entender cómo es creada una flor perfumada de mágicos colores y texturas, o cómo puede formarse y nacer un ser humano perfecto del vientre de una madre, que es el milagro más grande de la Vida.

Existe un Orden Universal: todo funciona como debe y está en su lugar. Y cuando surge el caos es para que algo se reacomode de manera más perfecta. A veces nuestra mente vanidosa y egocéntrica, que tiene un promedio de vida de 70 años, nos hace creer que somos más sabios que esa fuerza que lleva eones de tiempo creando y transformando el Universo y todo lo existente.

Podemos llamar a esa fuerza Dios, Diosa, Poder Superior, Energía, o como cada quien queramos, o podemos negar su existencia, o culparla de todos nuestros males. Pero independientemente de nuestros pensamientos o creencias, esa fuerza creadora que no entendemos, ha existido y seguirá existiendo.

Podemos estar de acuerdo en que existe “algo” que ha creado toda la perfección que vemos, y también intuir que existe una Gran Inteligencia que ha creado ese misterio llamado Vida.

Estamos vivos y muchos otros seres también lo están, y no entendemos siquiera qué es esto o cómo sucede, porque el ser humano no puede con toda su inteligencia, crear vida; sólo ayudarla a que se multiplique, como cuando sembramos una semilla para que germine.

Quizá porque ni siquiera comprendemos lo que es la Vida, muchos no la valoramos y nos parece muy fácil destruirla, sea ésta vegetal, animal o hasta humana.

Al parecer ha llegado el tiempo en que esa Gran Fuerza, Energía o como queramos llamarla, va a empezar a poner Orden dentro del caos que existe en nuestra Tierra.

Predicciones de diversas culturas coinciden en afirmar que estamos llegando al final de un ciclo de 13,000 años de la Tierra, que se denomina la Gran Noche Galáctica, y ha llegado el tiempo del Gran Cambio, del inicio del Amanecer Galáctico. Este Gran Cambio no significa el fin o destrucción de nuestro Planeta, sino el nacimiento de la Nueva Tierra, o sea, la llegada de una nueva energía que permitirá por fin la unificación amorosa de la raza humana, y terminará con la vieja energía de la separación, que ha sido la causa de tantos conflictos y guerras a lo largo de nuestra historia.

Todo en el Universo es energía vibrando a diferentes frecuencias, y la vibración de la Tierra se ha estado elevando para propiciar este cambio de energía, como lo han comprobado los científicos al aumentar la Resonancia Schumann, o latido de la Tierra, en estos últimos 20 años. Todo en la Tierra está elevando su vibración, incluido el ser humano.

Se dice que cuando alguien tiene miedo emite una frecuencia baja y que vibración del amor es la más elevada. Entonces, todo ser humano debe subir su vibración, pasar del miedo al amor, para poder estar en armonía con la nueva energía, pues de otro modo no podrá soportar la vida en la Tierra. El Universo, está poniendo orden y sólo sobrevivirá lo que vibre en armonía con esa nueva energía.

Existe un Orden Universal que funciona con nosotros, sin nosotros, y a pesar de nosotros. Los científicos le dicen “Ley de Selección Natural”. Si no nos subimos al tren de esta nueva energía, el tren se irá sin nosotros. Si no queremos cambiar nuestra manera de vivir desordenada y discordante, fuera de la frecuencia del amor, de una total falta de respeto por la Naturaleza, ésta nos hará “manita de puerco”: O cambiamos, o ya no podremos vivir en la Nueva Tierra.

Sólo podremos sobrevivir si nos volvemos amorosos y aprendemos a cuidar y respetar a la Madre Naturaleza, si obedecemos sus Leyes inmutables. Si no valoramos lo más Sagrado que es la Vida, si no cuidamos este Hogar que gratuita y magnánimamente nos ha prestado nuestro amado Planeta y que hemos depredado como cualquier inquilino abusivo, dejaremos de ser bienvenidos.

La sabia Naturaleza ha empezado a poner orden, como una madre amorosa disciplina al hijo que ha olvidando que toda la Creación es Sagrada, y que la ha pisoteado y destruido, desafiante, transgrediendo sus Leyes.

El ser humano ingrato tiene ante sí el panorama desolador, el desastre total en que ha convertido su hogar, su Planeta, y pareciera que con ello está haciendo todo lo posible por destruirse a sí mismo y ya casi lo logra, pues al acabar con los recursos naturales, está acabando con su sustento.

La Tierra puede continuar impasible su infinita evolución sin nosotros, aunque nuestra tonta y ridícula vanidad nos impida reconocer con humildad nuestra pequeñez de hormiga ante la Gran Fuerza Creadora del Universo. Vanidad que hoy cree que el ser humano es el que está causando los cambios climáticos, cuando éstos son cambios naturales y cíclicos de la Tierra, como lo demuestran los estudios de las capas de Tierra o hielo, en las que ha quedado grabada la historia milenaria de evolución que revela esos ciclos.

Nos urge detener nuestra loca carrera y darnos cuenta de nuestra ceguera y obstinación, que nos hace creer que podemos seguir pisoteando impunemente las Leyes de la Vida. Vamos por un rumbo equivocado que nos está llevando al precipicio.

Nos urge corregir los errores a los que nos ha llevado la avaricia, nos urge aprender a respetar las Leyes de la Vida, y nos urge convertirnos en un seres amorosos y compasivos con la Naturaleza y Su Creación, si queremos sobrevivir y ser una especie digna de un lugar en la Nueva Tierra.

La humanidad ha llegado a la orilla del precipicio por la depredación que ha causado al planeta, y ya casi no le queda tiempo. Verdugos o cómplices silenciosos, todos somos responsables de los daños y tendremos que repararlos con urgencia, si aún valoramos y queremos conservar ese grandioso regalo llamado Vida.


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