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977 23 Enero 2012

Divorcio o simple pleito 
Hugo L. del Río

M
onterrey.-
El divorcio no les conviene ni al PRI ni al Panal. Si la ruptura es definitiva, Enrique Peña Nieto perderá quizás no el millón de votos del magisterio, sino más: el sufragio de familiares y personas del círculo inmediato de los profesores.

Por cierto, la mayor parte de ellos son profesores, no maestros.

Es seguro que el personal de la macroempresa propiedad de Elba Esther –ni sindicato ni partido político: es un “holding”— no se plegará, en su totalidad, a los úkases de la chiapaneca.

Pero varios cientos de miles sí lo harán.

Elba Esther presume que irá a las urnas con candidato propio. Tal vez: el poder intoxica y durante más de dos décadas la magnate ha sido una de las personas que participan en la toma de decisiones cruciales.

Y en ocasiones ella es la que simplemente le dice al gobierno lo que debe hacer.

Pero el Panal, por sí solo y poniendo en juego el mejor de sus esfuerzos a lo largo y lo ancho de México, si acaso podrá imponer al regidor cuarto en Mier y Noriega. Y eso será todo lo que logre en el cuerno de la abundancia. Si bien le va.

EPN alega que quiere el voto de los educadores (je je), pero no le interesa el de EE. Supongo que la conciencia le prohíbe hacer alianza con esta mujer de reputación nada dudosa.

Pero el mexiquense no le hace pucheros de asco a la coalición con la agencia electoral que forma parte del patrimonio del niño verde (así, en minúsculas).

Y vamos, que Jorge Emilio no se ajusta, precisamente, a las definiciones que hace nuestro paisano don Alfonso en su bellísimo libro “Cartilla Moral”.

En este astracán no podía faltar el bufón: Enrique Cordero, quien mantiene decorosamente a su familia con seis mil pesos al mes. “Que se valoren todas las alternativas” (sic) dice, refiriéndose a un pacto con EE. La frase confirma el fracaso de la educación. No hay alternativas: sólo hay alternativa porque la palabra significa escoger entre dos opciones. En fin.

Gordillo quiso tener tantas posiciones de poder –su hija y yerno por delante— como si el Panal fuera de veras un partido.

Es fácil suponer que, al ponerse tan exigente y pretender sentar las bases de una dinastía, perdió el imán de la brújula.

Pueda ser.

Pero pienso que es López Obrador quien vio claro en este sainete: “Es una simulación”, sentenció el tabasqueño. Considero lo mismo: PRI y Panal reconstruirán la nada santa alianza.

El botín es de cuento de Las mil y una noches: alcanza para todos.

Pie de página: El Norte escribió ayer que “la zar…” Al rato publicarán “la doctor”, “la abogado”, “la peluquero”. Hace muchos años, ese diario se enorgullecía de la pulcritud con que manejaba el idioma. Si no me equivoco, eran los tiempos del arquitecto Basave, feroz e intransigente alabardero de nuestro idioma: el castellano, aunque a la pochada y los falsos indigenistas les caiga en la punta del hígado. En ocasiones como esta, creo que es cierta la versión de que El Norte es un instrumento de la élite gringa para promover nuestra desnaciolanización y llevarnos a soñar con convertirnos en gringos de quinta categoría.

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La Quincena Nº92

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