ANÁLISIS A FONDO
Ninguno es noticia buena
Francisco Gómez Maza
¿Un caso de venganza “amorosa”?
La prensa extranjera y Peña Nieto
iudad de México.- Dice el colega Joel Ortega Juárez que Miguel Ángel Mancera para el DF no es buena noticia.
De acuerdo con una revista “del corazón”, el elegido para ser candidato de las izquierdas –Partido de la Revolución Democrática, Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano─ a jefe de gobierno del Distrito Federal, además de ser doctor en derecho, es cazador, piloto, guía (gps), niñero, juguetón, arrojado, inestable, deportista, religioso y... noviero.
Viendo su hoja de vida, ahora se comprende por qué Alejandra Barrales, su contrincante más cercana hacia la candidatura, no había aceptado hasta el domingo los resultados de las encuestas que dieron como ganador de la candidatura al ex procurador general de justicia del DF.
Resulta que Mancera fue novio de Barrales, la glamorosa ex sobrecargo que se convirtió en lideresa de su gremio ─el sindicato de sobrecargos─ y escaló puestos de elección popular hasta llegar a ser presidenta del congreso local, llamado Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Ortega Juárez dice que Mancera es “un candidato que viene de ser un procurador que fabricó culpables de crímenes (Mauricio Marichal, por el de su tía Julia Marichal y, antes, Mariel Solís, por el de Salvador Rodríguez, todos con vínculos universitarios), que tiene simpatías por las tesis punitivas como el de cero tolerancia o el derecho penal del enemigo…”
Pero todo candidato a un puesto “de elección popular” tiene cola qué le pisen desde todos los puntos de vista. En la democracia electorera nadie se salva de una cuestionada hoja de vida.
Enrique Peña Nieto, el candidato del Partido Revolucionario Institucional es cobijado por lo peor de su partido, encabezado por el nada bien recordado expresidente Carlos Salinas de Gortari y por su tío, también exgobernador del estado de México, Arturo Montiel, metido en escándalos de corrupción y recién acusado por su ex esposa, la publicista francesa Maude Versini, de tramar un plan maquiavélico para despojarla de la patria potestad de sus hijos.
Los publicistas e imaginólogos que hacen negocios con el Partido Acción Nacional vendieron al entonces candidato Felipe Calderón Hinojosa como “el menos malo” entre los candidatos de entonces. Y el actual presidente resultó ser el peor.
Para el gobierno del Distrito Federal, a Isabel Miranda de Wallace (PAN), se le cuestiona su total inexperiencia en cargos de elección popular; a Beatriz Paredes (PRI), se le ve como representante del partido de la dictadura perfecta, y a Miguel Ángel Mancera (PRD-PT-MC), también como un neófito en las experiencias electorales.
Por la experiencia histórica en el gobierno de la capital del país, podría esperarse que el ganador en la contienda del primero de julio fuera Mancera, pero Miranda de Wallace podría también aglutinar a los sectores inconformes con la administración perredista. Quien tiene el hándicap más difícil de superar es la priísta, cuya tarea es reconstruir la estructura priísta en un territorio electoral que es búnquer del perredismo.
A desfondo: El colega Pepe Martínez reporta en su columna que si bien Enrique Peña Nieto ha recibido la mayor cobertura de los medios, no hay que subestimar la atención de la prensa por Andrés Manuel López Obrador, quien ha ido ganando puntos en la percepción positiva; no ocurre así con el Partido Acción Nacional, que sigue debatiendo sobre quién será su candidato.
El creciente interés de los medios estadounidenses sobre el proceso electoral de México parte de la premisa de un hipotético triunfo de la izquierda, una situación que los Estados Unidos seguramente no estarían dispuestos a permitir. De ahí la importancia del discurso del candidato López Obrador, toda vez que la percepción de los medios de EU es que el PAN no tiene un buen prospecto y, en cambio, el PRI sí, pues sería Peña Nieto quien aseguraría de mejor manera la continuidad de las políticas neoliberales que se han venido aplicando y que cuentan con el respaldo de los Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional.
Advierte que los candidatos deben estar conscientes del papel de los medios y las redes sociales, toda vez que éstos han relegado a la plaza pública y se han inclinado más por el marketing de la farandulización de las campañas y de la política.
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