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986 3 Febrero 2012

PUNTOS CARDINALES
La dorada diplomacia
Óscar Palacios

S
an Cristóbal de Las Casas.- En el lejano ayer, nos hicieron creer que éramos un país soberano. Y quizá así fuera o al menos había una buena dosis de dignidad. Desde aquellos tiempos de la guerra civil española dimos muestra de la solidaridad del pueblo mexicano y el derecho de asilo brilló. Después siguió  el caso cubano cuando México fue el único que se opuso a que la isla de Martí fuera sacada de la OEA ─con OEA o sin OEA, ya gamos la pelea─, y más adelante refugio para la víctimas de las dictaduras de Chile y Argentina y reconocimiento a la guerrilla sandinista.

Eran aquellos tiempos de la dorada diplomacia mexicana en manos de hombres con carrera, conocimientos, lealtades. Se diga lo que se diga, supieron enfrentarse al poder del imperio, a los autollamados policías del mundo, los gringos pues. Hoy lo tiempos han cambiado, hoy todo es doblar el espinazo frente a los insaciables vecinos y seguir entregando, en venta de garage, lo que queda, que a pesar es mucho, de este país. ¿A qué le llaman entonces, ahora, soberanía?

Les falta entregar la cereza del pastel: el petróleo, aunque el camino de trilla ya está siendo pavimentado para que entren cómodamente a la explotación de los veneros del diablo, al decir de López Velarde. En ese inter, sin embargo, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes anuncia que abrirán las telecomunicaciones, un cien por ciento, al capital extranjero. Ya nos controlan en alimentos, en iniciativas Mérida y el largo etcétera. ¿Cómo se define hoy soberanía?

¿Hay guerras limpias?
Me preguntaba si había guerras limpias ya que existen las guerras sucias. Y eso es lo que está pasando en estos sagrados tiempos electoreros. Los guerreros sucios llegaron ya y no llegaron bailando cha cha chá sino matando a periodicazos. Si bien la trinca infernal   Cavazos Lerma, Yarrington y Hernández, en Tamaulipas, resultan indefendibles, no se vale judicializar la política. Especialmente fuera de tiempo —aunque en el exacto tiempo comicial— y sin pruebas irrefutables. Y aún hay más.

En cuanto a los 25 millones jarochos, mejor imaginemos que el gobernador veracruzano es post, post, post moderno y evita la burocracia y por ello el dinero vuela en cumplimiento de los compromisos. Es feria para la feria y qué es la campaña del hombre del copete de oro, sino una feria de dispendio con el dinero que llega de los erarios estatales.  Les aseguro que yo no fui, son puros cuentos que hay por ahí.

 

En ráfaga
A Chiapas llegan reconocimientos y más reconocimientos de instituciones que a veces parecen fantasmas. Ahora le tocó al presidente municipal de la capital chiapaneca, Yassir Vázquez. Nombraron a Tuxtla ciudad vanguardia en alumbrado público. Será por eso que se le prendió el foco y ahora aspira a ser zurdo candidato a gobernador.

A Roberto Albores Gleason, hoy ex presidente del PRI estatal ya no lo dejaron seguir mangoneando los quinquirrines del partido. Al menos alió con la candidatura a la senaduría entre las piernas. Por prelación —que terminajo— lo sustituyó la secretaria general Guadalupe Salazar Farías. No creemos que esta buena ama de casa pueda con el paquete. ¿Quién la sustituirá? Ah, y por cierto, doña Lupe es amiga íntima de la hoy senadora independiente María Elena Orantes. Digo, es un decir.

El equipo de Josefina Vázquez Mota dice que en el PAN no hay mapaches y sin embargo crearon un grupo antifraude. Saben bien que tienen muy cerca de un lobito disfrazado de Cordero que se pasea libremente por los pinos.

Y ya con esta me despido: dicen que ya descubrieron a la empresa que anda invitando telefónicamente a fumigar al senador Manuel Velasco y enviarlo con los angelitos. La empresa: Wise Interactions y el responsable David Manrique López, a quien detuvieron y liberaron. ¿Idiay pues?

Debate sin embate
Los tres tristes tigres de papel de china, subieron de nuevo al escenario. Cada uno en su mundo y su rollo. Gestualidad monolítica. Chepina-Creel-Cordero en un juego con más dimes que diretes. Chepina la faltista, Creel el sanguich y Cordero con sus cotidianos lapsus brutus. Este último me recordó lo sucedido en un pueblo chiapaneco. Cuando se fundó, los habitantes no se ponían de acuerdo para el nombre. Unos querían Cristóbal Colón y otros Alvaro Obregón. Acuerdo salomónico: hoy se llama Cristóbal Obregón. Quizá por eso Cordero unió lo de Vicente Calderón. Al primero le dijo subliminalmente, cállate, te protegeré y al segundo: quiero que mi apellido siga al tuyo. En fin, no brilló el sol en el debate sin embate, fue una nube gris y así seguirá el que resulte candidato.

ospal2@hotmail.com

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La Quincena Nº92

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