LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Del dicho al hecho en España
Edilberto Cervantes Galván
Monterrey.- Hace meses comentamos en este espacio que el año 2012 sería interesante, ya que casi cuarenta países van a elegir nuevos gobiernos. Uno de estos cuarenta, España, tuvo que adelantar sus elecciones; forzada por la crisis económica y la presión europea las celebró a finales de 2011.
El Partido Popular, con Mariano Rajoy a la cabeza, aprovechó la severa crisis económica y el deterioro del gobierno del PSOE para ganar las elecciones sin asumir grandes compromisos con el electorado.
Después de algunas semanas de haber tomado posesión, el nuevo gobierno español se mantiene sin presentar un verdadero programa de gobierno. Mariano Rajoy ha concentrado su discurso en el tema económico y de allí no se mueve.
Sin embargo, sus ministros han empezado a impulsar una serie de iniciativas, muchas de ellas enfocadas a satisfacer a la parte más conservadora del Partido Popular. Son iniciativas que no formaron parte de la oferta política en la campaña electoral.
Las reformas tienen que ver con restricciones para el aborto, con cambios en los contenidos de cursos como el de Educación para la Ciudadanía o el replanteamiento de la píldora del día después. Lo que buscan es acabar rápidamente con algunos avances en cuestiones sociales del gobierno anterior.
Otras iniciativas proponen cambios en la política ambiental y en la Ley de Costas, la prórroga en la vida útil de las plantas nucleares y modificaciones en el sistema de elección del Consejo General del Poder Judicial.
Con estas medidas se proponen avanzar en la agenda conservadora mucho más allá de lo que Aznar hizo en ocho años de Gobierno.
En cuanto a las reformas de la elección del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional; el ministro ha anunciado que la elección de los 12 vocales del Poder Judicial volverá a ser competencia de los jueces. Así, será el propio sector (mayoritariamente conservador) quien elija a los vocales del organismo.
En la ley del aborto se busca volver a un modelo vigente en 1985, en el que las mujeres tendrán que argumentar motivos para justificar su decisión.
En lo que hace a la píldora del día siguiente se ordenó una investigación para determinar si tiene efectos secundarios (si los tiene, la Agencia del Medicamento del Ministerio de Sanidad no los ha detectado en los 11 años que lleva a la venta en España).
En el año 2000, la Conferencia Episcopal advirtió a la entonces ministra, Celia Villalobos, de que la píldora era “tan inmoral como el recurso al aborto por medio quirúrgicos”.
Desde el gobierno la versión oficial es que lo que está pasando no es más que el cumplimiento del programa electoral con el que ganó las elecciones. Sin embargo, en la opinión de los analistas, el programa contenía la filosofía, pero era ambiguo en los aspectos concretos. Los críticos del nuevo gobierno señalan que Mariano Rajoy llenó el gabinete de amigos personales y políticos muy fieles.
El presidente Rajoy, dicen en su partido, es un pragmático, pero desde el punto de vista ideológico, es profundamente conservador. Dejará hacer a sus ministros y no les frenará ninguna propuesta muy conservadora siempre que no tenga un gran rechazo social. El matrimonio homosexual es un ejemplo. Rajoy no lo toca de momento porque sabe que la mayoría de la sociedad lo aprueba, pero en su tiempo apoyó un recurso legal para prohibirlo y espera ahora la sentencia en los tribunales para actuar.
A los políticos conservadores les ocupa más reafirmar sus valores morales y religiosos, que resolver la grave cuestión social. La agenda social en España tiene rasgos en verdad críticos. Hay más de 840 mil analfabetos: el 70 por ciento son mujeres. La pobreza amenaza ya a 11 millones de españoles. La economía informal asciende al 24 por ciento del PIB. Una tasa de desempleo del 22.85 por ciento, con 5 millones 273 mil personas desempleadas en el último trimestre de 2011. También se ha documentado un altísimo fracaso escolar, que ha venido empeorando desde el 2000 y ubica a España en la cola de los países de la Unión Europea. El 31 por ciento de los jóvenes no concluye la secundaria, más del doble que la media europea.
