Una tonta atenta en la Normal
Hugo L. del Río
Monterrey.- Cosas veredes. La directora de la Escuela Normal Miguel F. Martínez demandó por terrorismo a tres de sus alumnos.
No, no pusieron bombas ni amenazaron de muerte a nadie. Por más esfuerzos que se han hecho, no fue posible vincularlos con Al Qaeda, los Hermanos Musulmanes, la ETA, o los escuadrones mexicanos de la muerte.
Tampoco hubo manera de ligarlos con las organizaciones que hacen del terrorismo de Estado su profesión. Aquí la lista sería demasiado larga.
No, los normalistas hicieron algo más peligroso para la seguridad del Estado mexicano: reprodujeron en su página de Face Book unas críticas que había lanzado al éter Anonymous.
¿Quién se sintió, más que ofendida, amagada? La citada directora, Carla Adriana Tijerina Echavarría.
Los anónimos simplemente reprodujeron algunas quejas y uno que otro episodio como confirmación de lo que saben hasta los ladrillos de esa escuela:
Tijerina Echavarría es prepotente, arbitraria y entusiasta cazadora de aquellas brujas y brujos que no militan en el Panal.
No se le puede culpar mucho. La mujer padece un trastorno bipolar.
El gober Rodrigo Medina ignoraba este pequeño detalle cuando en mayo último “propuso” a Carla Adriana ─el asunto era defenestrar al panista Rafael Alberto González, quien como sea sigue en Educación─ para dirigir el plantel que fue modelo en su rubro, como debe ser toda vez que lleva el nombre de un gran educador.
La ficha médica llegó tarde y como Nuevo León forma parte de México y en México la autoridad nunca se equivoca, la doliente ─quien ya había sido despedida de una escuela precisamente por su enfermedad─ se quedó donde estaba.
Eran otros tiempos: la simbiosis PRI-Panal había funcionado a las mil maravillas.
Pero nada es eterno. Elba Esther se envolvió en su rebozo, mordió la bolita del mismo y se fue caminando de lado.
Se pensó que los días de Tijerina Echavarría estaban contados. Pero intervino en su favor Mirna Isabel Saldívar Paz, dirigente de la sección 50 del sindicato propiedad de Gordillo.
La lideresa abrió el paraguas de protección política para que tampoco le cayeran salpicaduras a Isaías Castro Paz, dirigente delegacional del juguete de Elba Esther. El buenazo de Isaías no es profesor ni maestro, ni nada: su cédula profesional es más falsa que una moneda de tres pesos.
Pero esos pequeños detalles qué importan. Mirna Isabel creyó necesitar a los dos para la grilla a favor de su hijo, Alán Saldívar, quien está puestísimo para sacrificarse por el pueblo a bordo de una curul local.
Ya se sabe. El SNTE es, entre otras cosas, una universidad de malas mañas útiles en los idus electorales.
Lo malo es que Mirna Isabel subestimó los alcances de la dolencia que aqueja a su protegida.
Los normalistas de la Miguel F. Martínez ya tenían su página de Face Book. Carla Adriana la clausuró y abrió otra en la que mandó poner la advertencia de que cualquier estudiante que abrigara dudas acerca de la excelencia de su gestión sería castigado.
Héte aquí que Iván Fernández Larios, Jazyel Carmona Alonso y Mauricio García Cruz abrieron la multicitada página y vieron un vídeo en el que Anonymous expresa de manera clara e inequívoca su opinión sobre la muy, pero mucho muy modesta capacidad profesional de Carla Adriana.
Ésta se enteró y acudió a la vía penal: es terrorismo, son terroristas. Los normalistas tuvieron que ir a barandilla.
No son tontos ni criminales: para quitarse de líos se acogieron al Veinte Constitucional. Ahora, entre abogados te veas. Y uno, hijo de hombre, se pregunta: ¿prevalecerá el principio de autoridad sobre la ley y el sentido común? ¿Arruinó la carrera y tal vez la vida de tres personas una funcionaria aquejada de desorden bipolar? ¿Vendrán los gringos para llevarse a los tres normalistas a Guantánamo?
Pensar que hasta hace poco el magisterio nuevoleonés era quizá el mejor de todo México. Pero el terror, más bien el error, atonta al atentar contra la inteligencia.
