Chapulín herido de muerte
Hugo L. del Río
Monterrey.- Se hizo el milagro: nuestra gente comenzó a protestar, y de una manera muy inteligente. A estas alturas, importa poco el fallo que emita hoy el juez Héctor Pérez Pérez: el chapulineo ya fue herido de muerte.
Tal vez don Héctor negará la suspensión definitiva al amparo que promovieron Dinorah Cantú y Olmo Guerrero. Es lo de menos: ya se inició un protocolo que mañana o pasado se convertirá en rutina.
Ahora sí, mis pequeños: los sueños de Josefina Vázquez Mota y Fernando Larrazabal se pueden convertir en pesadillas. Muy bien: Nuevo León ya reaccionó y el camino está abierto para los millones y millones y millones de mexicanos hartos y cansados de las travesuras de nuestra cleptocracia.
La alcaldesa Ivonne Álvarez se declara “indignada y sorprendida”.
De lo primero, mejor ni hable. ¿Se irritó porque las circunstancias de lo que parece ser el despertar de una sociedad la obligan a respetar la ley?
La molestia de Álvarez está unida por el eje, cual hermanos siameses, de la “sorpresa” que se llevó ‒en realidad, la palabra adecuada es “asombro”: recordar el gracioso incidente que vivió don Alfonso Reyes‒ junto con la aztecada: unos ciudadanos gestionan una acción legal o jurídica en apego a la legislación y un juzgador le da entrada y la hace cumplir.
En realidad, creo que todos estamos sorprendidos o asombrados. Es un gigantesco paso al frente. Vemos un rayo de luz entrando al túnel. Ojalá no sea el tren.
Pie de página
Ahora sí creo lo que dicen del presidente Felipe Calderón: él se va, pero lo recordaremos porque nos va a dejar una de las mejores gendarmerías del mundo. Sin comentarios. De plano.