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1013 13 Marzo 2012

ANÁLISIS A FONDO
Ya nomás nos quedan dos
Francisco Gómez Maza

La desazulada del Estadio Azul
De los tres… ¿sólo quedan dos?

Ciudad de México.- Ya están los tres prospectos de primer empleado de la nación. Bueno. Por lo que ocurrió el domingo, digamos que son dos. Porque la señora, no por ser mujer y señora de la casa será la señora presidenta. Le falta mucho azul para serlo.

En el Estadio Azul se desazuló la señora que busca el voto mayoritario para ser presidenta. Demostró que a ella no le funciona acarrear gente para llenar estadios y dejarlos a la buena de los rayos del sol más de media jornada. Se le insolaron, por supuesto. Y se fueron.

El estadio se fue desazulando mientras ella peroraba sin ofrecer ninguna propuesta verdadera; nada que no fuera lo mismo de lo mismo, en la ceremonia de toma de protesta como candidata presidencial del partido gubernamental, el de Acción Nacional. Pero bueno, a los insolados qué iba a importarles lo que la señora Josefina Vázquez Mota dijera que prometía a los mexicanos.

Todo el mundo conoce la historia. Entre la tarde del domingo y hoy, se ha escrito mucho, se han difundido muchas imágenes y videograbaciones del ridículo en el estadio. Estadio medio vacío o medio lleno, como dicen los propagandistas de la libertad.

El mismo coordinador de la campaña presidencial de Vázquez Mota, el chiapaneco Gil Zwarth, reconoció su horrible fallo de logística. Acarreó a muchos acarreados sólo para que se insolaran. Y para la foto de un estadio de futbol rebosante para mostrar el músculo de Vázquez Mota y del PAN.

El señor Zwarth creyó que estaba en la plaza de Villaflores y jamás se dio cuenta de que los distritofederalenses no son panistas; son perredistas. Y por lo visto acarreó a muchos perredistas del Peje.

La toma de protesta azulada en el Estadio Azul resultó un fiasco. La dejaron hablando sola. Y bajo un sol candente.

Tanto que, si las encuestadoras hubieran sondeado la opinión de los votantes mexicanos entre ayer y anteayer, seguramente los momios de Josefina habrían descendido harto.

Y ya no estaría pisándole los talones al priista Enrique Peña Nieto en la carrera presidencial, como lo registran las encuestadoras pagadas por el señor Felipe Calderón.

Pero bueno, ahí están los hechos para preocupación de panistas y para regocijo de peñanietistas y lopezobradoristas.

En cambio, Andrés Manuel López Obrador sorprendió a tirios y troyanos. Con austeridad republicana ‒juarista, diría el tabasqueño– se reunió con sus seguidores en el interior del hermosísimo Teatro Metropolitan, un clásico de la arquitectura mexicana, en donde entran los 35 mil que dicen los panistas que estuvieron en el Estado Azul.

Ante un reducido grupo de seguidores cómodamente sentados y otros miles en las calles aledañas, que no pudieron entrar en el teatro, López Obrador demostró su experiencia en el manejo de masas.

Y en el manejo de medios masivos. Todos los informativos, del lado de allá y del lado de acá, de atrás y de adelante, reconocieron que el candidato presidencial de las izquierdas repuntó fuerte, sobre todo al anunciar que, de ganar la presidencia, el secretario de educación pública sería el ex rector Juan Ramón de la Fuente, que tiene mucho cartel entre la muchachada.

Y qué decir de Peña Nieto. Mi tocayo Paco Rodríguez asegura que entregó la plaza de ciudad de México con eso de irse a Dolores, Hidalgo, para protestar como candidato. No lo creo, tocayo. Mucho de simbólico tiene el hecho de haber decidido, él y la cúpula priista, que su Consejo Político se reuniera en la llamada Cuna de la Independencia, donde el padre Miguel Hidalgo dio el Grito de Independencia hace dos siglos, Bicentenario que acaba de dejar muchos millones a los panistas y sus contratistas.

El priista se apropió del “basta” neozapatista, de los indios chiapanecos que se levantaron en armas en 1994, los del Ezln: Basta de mal gobierno. Y en la sobriedad del curato de Dolores, el priista empezó a trascender a todos los rincones de la geografía mexicana como candidato de las mayorías. Y es comprensible. A dos años de panismo, son millones los que ya no quieren al PAN. Por el temor inducido por los panistas, los empresarios, los medios masivos, millones no quieren a la izquierda. Tienen miedo de que les expropien su trabajo. Sólo les queda refugiarse en el PRI, el partido que se asume como heredero de la revolución mexicana.

Quedan pues, dos contrincantes. La elección se resolverá entre Peña Nieto y López Obrador.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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