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1014 14 Marzo 2012

FRONTERA CRÓNICA
Alto vacío
J. R. M. Ávila

Monterrey.- El domingo 11 de marzo de 2012, Josefina Vázquez Mota rindió protesta como candidata presidencial por el Partido Acción Nacional (PAN) en el Estadio Azul de la Ciudad de México.
Entre otras cosas, dijo que era momento de recordar a los verdaderos dueños del PAN, que estaban allá afuera y eran los ciudadanos. Y no se equivocaba, porque el recinto lucía más que vacío y por los pasillos la gente caminaba hacia las salidas, harta de la espera.

Tal vez la gente sólo respondía a lo que la candidata estaba diciendo: “es tiempo de ponernos de pie y decirle sí a la Patria, sí al PAN, sí a México” y, como si la muchedumbre obedeciera a medias, se ponía de pie y salía a decirle sí a la Patria, sí a México, sí al domingo ya avanzado, pero también: no al partido.

Con mucho orgullo, Vázquez Mota dijo que el PAN había cambiado el rostro de México. Una gran verdad, pero tan ambigua que lo que para el partido representaba un logro notable, para mucha gente significaba un sexenio plagado de sacrificios humanos.

No contenta con esto, se atrevió a declarar que en México “no hay censura, hay libertad de expresión, no hay simulación, hay enfrentamiento al crimen organizado, no hay un presidencialismo exacerbado, hay un equilibrio de poderes”. En fin, parece que no hay peor ciega que la que no quiere ver.

Los últimos de los más de 35 mil asistentes que llevaban horas esperándola (oyendo a Margarita, La Diosa de la Cumbia), desalojaban poco a poco el estadio, no se sabe si inconformes por la tardanza o por las declaraciones de la candidata.

Entre los acarreados (al más puro estilo del PRI) se encontraban quienes decían ir a “algo de Sedesol, porque iba el Presidente”, quienes habían ido a “la fiesta por el Día Internacional de la Mujer”, o quienes creían asistir a “una corrida de toros”. Pero, ya hartos, se retiraban sin remedio, lo cual no pudo ser camuflado con mantas sobre las butacas vacías.

Además, se había rumorado que la salida de los autobuses sería entre las 12:30 y la 1 de la tarde, y eso aceleraba el proceso. Por eso, quienes sí sabían que presenciarían la toma de protesta, en cuanto la candidata dijo: “Sí, protesto”, se dirigieron a las puertas de salida.

Después vendrían las justificaciones y el coordinador de campaña reconocería su responsabilidad en tan malhadado suceso.

Por si lo sucedido no fuera suficiente, más tarde, Vázquez Mota se atrevió a decir: “Cuando tomé protesta teníamos todo el Estadio lleno”. Por supuesto, un simple paneo con las cámaras que filmaron el evento la desmintió: el estadio lucía casi vacío y la gente se ve apiñada rumbo a las salidas en plena toma de protesta.

Tras este acontecimiento, no queda más que preguntar si las encuestas no estarán equivocadas o, en el peor de los casos, trucadas. ¿No será que los resultados dependen de quien patrocina encuestas?

No es por consolar a los panistas, pero hay que reconocer que la asistencia a la toma de protesta de su candidata superó la cantidad de aficionados que el Necaxa, en sus mejores tiempos, recibía en cada juego. Y sobre todo, hay que decirlo, qué bueno que el evento no se llevó a cabo en el Estadio Azteca, porque entonces sí que hubiera parecido funeral.

 

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pq94

La Quincena N�92


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