Suscribete
 
1014 14 Marzo 2012

Siguen vivos los sueños del Suri
Lídice Ramos Ruiz

Monterrey.- El pasado 7 de marzo, la violencia que priva en el país cegó la vida del joven universitario, José Fidencio García Neri, mejor conocido por nosotras y sus amistades como “Suri”. Fue acribillado en el municipio de San Nicolás de los Garza, Nuevo León, durante las horas que cubría su trabajo social reglamentario, en aras de llenar uno de los requisitos que lo acreditara como licenciado en Sociología.

Orgullo de su hogar, hijo menor, querendón y amigable; entrelazaba en su acontecer de joven varón, sus trabajos precarios de fin de semana con las desveladas para estudiar, la novia, la música, el sobrino y la sobrina, además de la radio de internet. Tuve la fortuna en los últimos cuatro años de ser por disposición oficial, su tutora durante dos semestres y maestra en varias asignaturas; compañera por emociones y afinidades intelectuales, junto con Ricardo, Benjamín, Mary, Lilia, Carito y otras jóvenes compartimos complejas reflexiones acerca de la condición humana, las relaciones sociales y los cambios culturales que lenta y pausadamente se desenraizan  o anidan en lo profundo del ser de las personas.

Buscador incansable de sueños y realidades, no aceptaba cualquier argumento, siempre con la duda metódica de la ciencia, discutía las temáticas de los cursos buscando explicaciones a la realidad que vivía. Enamorado de la cultura mexicana, sacaba sus ejemplos del cine y la radio, la televisión la veía poco y se la pasaba desmontando mitos, leyendas y creencias o bien, sonreía cuando llegaba a la comprensión de los factores de construcción cultural y de identidad del pueblo mexicano.

Dentro de su bondad juvenil se dedicaba a promover una transformación social que no olvidara la belleza de los paisajes, la importancia de los colores, texturas y formas con que se etiquetan y construyen los símbolos que dan sentido a la existencia humana.

Quería construir una cultura de paz, entender mejor los derechos humanos y las distintas vertientes que le estudian, no pocas veces comentamos que su visión distaba mucho de las que fueran las recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
En fin, cargaba un saco de proposiciones, tenía soluciones contagiosas para cualquier asunto. En la propuesta de enero de este año, dice a la letra: “hoy día, el tema de género, se ha convertido en un tema relevante, tanto en el terreno educativo, como el laboral y social. La propuesta que expongo es desarrollar talleres audiovisuales que traten la temática, puesto que así como el cine de oro fue muy influyente en la construcción de la cultura y los roles de hombres y mujeres, se podría construir algo nuevo en la actualidad y no prolongar indefinidamente las representaciones de género inculcadas por la sociedad patriarcal”.

Así pensaba y proponía un joven universitario, lleno de sueños y cargado de futuro. Él como muchas otras personas, vivía el presente, leía del pasado y buscaba futuro. No todo era presente-presente.

Mientras tanto, las autoridades de los tres niveles de gobierno están enfrascadas entre “dimes y diretes” sobre la coordinación de las funciones de defensa de la población civil; nuestros jóvenes estudiosos y no estudiosos, mueren. Tenemos un país ensangrentado, con ríos de sangre de gente joven, expuesta, sin vida civil, sin la tranquilidad, buscando “buenas” autoridades e instituciones “responsables”.

¿Escuchamos a estos jóvenes universitarios que cuestionan la obediencia en automático, pero que sí reconocen la necesidad de disciplina? Que quieren el respeto y la confianza de sus padres y maestros o maestras, sabiendo que necesitan su apoyo pero que exigen tiempo y espacio para explorar sus propias creencias y principios. Ellas y ellos como todo joven asumen riesgos, pero ahora, se sienten en el vacío. Las miradas de las y los compañeros de Suri, estos días, nos exigen honestidad y franqueza si pretendemos trabajar al lado de ellos y ellas, por ellos y ellas y por nosotros mismos.

Enorme responsabilidad social, la de la Universidad Autónoma de Nuevo León y de las personas que trabajamos en ella, no podemos permitir que este ímpetu de riesgo propio de los jóvenes utilizado en nuestros programas de apoyo a la comunidad  acabe con su vida. No debemos de acallar los sueños de chicas o chicos como Suri; esta situación especial de violencia pone en entredicho todas las bondades de nuestros programas y acciones sobre todo los de voluntariado y servicio social si a ellos no acude el estudiantado acompañado de autoridades y docentes.

Porque, en el marco de las culturas globalizadas, no olvidemos que las sociedades tienden a dividirse en un “nosotros” y un “los otros” que acaba segregando, y clasificando a las personas. Se piensa que la protección es para “nosotros” y no de “los otros”. ¿Está pasando algo con “los otros” en nuestra universidad? Estamos exponiendo a muchos de nuestros estudiantes sin una revisión de los espacios a los que acuden, o sin una información adecuada de cómo deben de trabajar, de que horarios se precisan para no arriesgar sus vidas. Hay que repensar el compromiso que como institución educativa tiene nuestra  universidad, en un ambiente adverso, de “sitio”, de precaria vida civil.

Están pasando cosas muy graves con nuestros chicos y chicas y no podemos descontextualizar el sentido de las propuestas educativas y formativas que practicamos y decir que no pasa nada.

Necesitamos represar la educación universitaria, sus fines y estrategias de trabajo  porque están  brotando como flores de primavera muchos Suris, muchas colegas de Suri, abriéndonos a su realidad , a las tensiones existentes en sus voces y emociones a cuestionar, inquirir y reclamar a través del sentido de liberación que les da el baile, la música, el estudio, aprendiendo como Suri, a esclarecer sus propias y complejas herencias, estableciendo conexión entre sus anhelos de inclusión de “los otros”.

La universidad como campo del saber, como espacio de producción,  reproducción difusión y consagración de las ciencias está comprometida a develar un sentido pedagógico acorde con las demandas estudiantiles y responder al entendimiento de los grandes fenómenos nacionales y globales.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

pq94

La Quincena N?92


15diario.com