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1022 26 Marzo 2012

ANÁLISIS A FONDO
Tan lejos de dios, tan cerca del papa
Francisco Gómez Maza

Apuntalar al PAN, la misión papal
Fuera del panismo no hay salvación

Ciudad de México.- Terminó la incursión del papa romano–germano, Joseph Ratzinger, alias Benedicto XVI, y la impresión que deja en muchas mentes lúcidas, incluidas las de católicos prominentes, es que la clase política mexicana está enfrentada, no por el país, sino por no perder la oportunidad de detentar el poder político con el apoyo de Roma.

Verbi gratia: Felipe Calderón, aferrándose desesperadamente a la poderosa estructura clerical para no ser desaferrado del poder presidencial, encarnado ahora en la candidata albiceleste, la mujer de la sonrisa ecléctica, Josefina Vázquez Mota.

Tres jornadas de propaganda papal a favor del PAN. El garante de las buenas costumbres, de la “moral”. Del orden. De una patria ordenada y generosa… De un partido católico, cuyos documentos de doctrina están inspirados en la doctrina social de la iglesia, del papa León XIII.

El pontífice romano, sucesor en línea directa del emperador Constantino El Grande; para los católicos, San Constantino (Flavio Valerio Aurelio Constantino), quien legalizó a la religión cristiana como religión oficial del imperio, mediante el Edicto de Milán, en 313, vino a México a poner orden, a arropar a Calderón, jefe máximo del panismo. Fuera del PAN no hay salvación para los mexicanos. Y se justifica la guerra contra el narcotráfico, que ha generado ya unos 70 mil muertos, que bien valen la pena, al decir de panistas, en el afán sanguinario de acabar con las drogas y la drogadicción…

Vino Ratzinger a apuntalar al partido que garantiza la “libertad religiosa” para los obispos católico romanos. Vino a garantizar al padre Jerónimo Martínez de Ripalda, que condena al infierno a todo aquel que no cumple con los mandamientos de la iglesia católica. Los budistas, los mahometanos, los judíos, o los seguidores de los dioses originarios de estas tierras mexicanas, están ipso facto condenados, como lo están quienes no sean fieles seguidores o simpatizantes del PAN, en versión actualizada por la práctica teológica papal.

Al papa, a quien veneran muchos millones de mexicanos católicos desinformados, recurrió Calderón para garantizar el triunfo del PAN sobre las fuerzas del mal: el partido de la “corrupción e impunidad”, y el que abandera el hijo del diablo.

Y en su afán desesperado, Calderón se apoyó en los predicadores de la televisión, que inundaron el espacio y los hogares mexicanos con “homilías” interminables, preñadas de lugares comunes machacones y con las imágenes del triunfalismo papista y calderonista.

El escenario: la región mexicana más católica del país. Donde miles de campesinos fueron reclutados por los obispos para guerrear contra el gobierno anticlerical de Plutarco Elías Calles y que produjo cientos de miles de muertes.

En Guanajuato también está la cuna del panismo más recalcitrante, representado por la organización fascista “El Yunque”, el brazo armado del partido del presidente Calderón y de la candidata Vázquez Mota.

Fue dramático el sermón de Benedicto XVI dedicado a los niños y jóvenes de México. Fue celebrado por los predicadores de la televisión. Pero el señor Ratzinger se negó a recibir en audiencia a las víctimas de la pederastia del padre Marcial Maciel y tantos sacerdotes católicos pedófilos, protegidos por sus obispos, como ocurre en el mismo estado de Guanajuato.

La agenda del Benedicto XVI fue de amor y paz. De sonrisas a diestra y siniestra. De caricias a niños y enfermos, expuestos ex profeso por los organizadores de la recepción pontifical.

Pero no habló de justicia.

Fue por momentos un viaje de placer, aprovechado para arropar a las fuerzas del bien.

La justicia para las víctimas de la pederastia, para las mujeres que se ven obligadas a abortar por razones que sólo ellas tienen derecho a conocer, para los trabajadores en el desempleo, para los obispos y sacerdotes comprometidos con la justicia (haya muchos que no sacan la cabeza porque se la cercenan) no estuvo presente en la oratoria papal.

Ningún reclamo a los poderosos, a los políticos, a los empresarios avaros, a los obispos y sacerdotes aliados de los detentadores del capital, a los políticos católicos que sólo lucran a su favor con la política, con la democracia, con…

Pero es comprensible. De aquella prístina serie de comunidades seguidoras de Jesús, el nazaretano, comprometidas con la lucha por el ser humano depauperado, explotado, excluido, siguiendo las enseñanzas de su maestro, asesinado en una cruz por rebelde, surgió una estructura clerical, imperial, que en nada tuvo que ver con los orígenes del cristianismo y que, ostentándose cristiana, se entregó al imperio romano, constantinizándose.

Desde entonces, el papado ha transitado y gozado de la gloria del mundo siempre del lado de los poderosos de este mundo. (Los obispos y sacerdotes que optan por los pobres son satanizados, excomulgados.) Las legiones de depauperados que por cultura y tradición profesan la fe católica son tratados por obispos y sacerdotes como seres menores, de segunda.

Es entendible pues que venga Benedicto XVI a apuntalar al panismo, a Calderón y a Vázquez Mota. El PAN es el garante de la libertad religiosa a modo de Roma. Libertad para aceptar el estado de cosas a favor del poder y del dinero.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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