Ferias de Ciencias
José Ángel Pérez
Monterrey.- Una feria es un evento social, económico y cultural ─establecido, temporal o ambulante, periódico o anual─ que se lleva a cabo en una sede y que llega a abarcar generalmente un tema o propósito común.
Puede tener por objetivo primordial la promoción de la cultura, alguna causa o estilo de vida, generalmente en una forma divertida y variada; en el más común de los casos su objetivo es la estimulación comercial, pues tiene la finalidad de lucro o de generar ganancias para las localidades anfitrionas, personas u organizaciones patrocinadoras, y participantes hospitalarios, a cambio de un tiempo grato que incluye diversión y entretenimiento, participación en juegos de azar y de destreza, alimentos, manjares y golosinas, objetos, o juguetes, etc., para los participantes visitantes y negociantes, ya sean estos menores o mayores de edad, dependiendo del evento, consignas, características, costumbres locales y leyes que rigen el lugar.
Bajo este concepto, una feria de ciencias organizada por una escuela o zona escolar tendría como objetivo presentar ante un público la exposición de trabajos, experimentos, estrategias, proyectos, habilidades, actitudes y destrezas adquiridas en las clases de ciencias durante el ciclo escolar. El público asistente sería el cliente que se enamoraría de los “productos” y se convertiría en el principal promotor de ellos, que en términos pedagógicos se traduciría en la elevación del prestigio de la institución o instituciones participantes.
Lamentablemente en las ferias de ciencias a las que hemos asistido se evidencia una pobre concepción de la ciencia, su enseñanza y su aprendizaje. Los profesores y los alumnos participantes exponen su mejor esfuerzo, sin embargo, es preocupante que este esfuerzo resulta vano ya que se sigue presentando una serie de experimentos o proyectos de una forma teórica y cuando se realiza algún experimento, éste se presenta una receta de cocina y la ciencia es otra cosa, la ciencia es desafío, la ciencia es observación, control de variables, planteamiento de hipótesis, construcción y reconstrucción de modelos, solución de problemas reales.
Las ferias de ciencias a las que hemos asistido en algunas escuelas secundarias evidencian que no hemos sabido formar una planta de profesores de ciencias que promuevan la elaboración de representaciones, mediante la descripción de los cambios que se observan en los fenómenos; profesores que guíen a los estudiantes en la identificación de las relaciones básicas que permiten reconocer y explicar los procesos en términos causales; que promuevan la construcción de modelos explicativos y funcionales, así como, a través del lenguaje, contribuyan al establecimiento de relaciones claras y de razonamiento coherente.
Lamentablemente seguimos formando a nuestros jóvenes en el estudio del mundo sólo mediante las evidencias directas, olvidando que la realidad se estudia mediante el esclarecimiento de los principios generales ocultos en los fenómenos y cuyo desentrañamiento exige una metodología no tan trivial, no de receta. Exige un esfuerzo intelectual en el que se involucre la acción, el pensamiento, el lenguaje y la matemática. Todo ello bajo un modelo de enseñanza activo centrado en la actividad del alumno.
Hace falta mucho trabajo orientado a la formación de profesores de ciencias y matemáticas, es preciso organizarse al interior de la Secretaría de Educación para llevarlo a cabo pues los esfuerzos individuales o de pequeñas instituciones se diluyen en el mar de la mediocridad. Consideramos que los asesores de ciencias y matemáticas de la propia Secretaría, las academias de ciencias y matemáticas de la Escuelas Normales Superior de nuestro Estado (ENS), la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), El Instituto de Investigación, Innovación y Estudios de Postgrado para la Educación (IIIEPE), los Centros de Capacitación de Maestros (CECAM), deberían presentar un proyecto común de ciencia y matemáticas de clase mundial con metas a corto, mediano y largo plazo.
