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1053 8 Mayo 2012

 

Edecán pechugona
Hugo L. del Río

Monterrey.- El debate resultó fatal: lo más interesante fue la edecán pechugona. Quadri tiene una sobresaliente formación académica, pero de política no sabe nada y El Peje no vivió su mejor momento. Tenía suficiente munición para pulverizar a Peña Nieto y doña Jose. No hablo de insultarlos: me refiero al juego dialéctico de aprovechar las corruptelas, complicidades y mediocridad tanto del actual gobierno panista como del antiguo régimen del PRI, para convencer al electorado de votar por la coalición de izquierdas.

Nada: gastó un quintal de pólvora en infiernitos. ¿Una jornada decepcionante? No, a menos que deseemos decepcionarnos a nosotros mismos. Es lo que hay: ya lo sabíamos. Está muy lejos de ser la mejor oferta del mundo, pero es lo que está disponible. Andrés Manuel tenía todos los ases de la baraja: los intereses, mexicanos y extranjeros que están detrás de Peña Nieto; sus alianzas con personajes nada recomendables; los poderes que gobernarán en su nombre si es que gana. No los aprovechó.

En fin: quedó en claro que entre el PRI y el PAN sólo hay diferencias de orden formal. Ambos partidos son peones en el tablero de la globalización: privatizar, despojar a los mexicanos de los servicios sociales, degradar aún más el sistema educativo, darle su champú de cariño a la Iglesia católica y todo eso.

El maestro Quadri es un brillante y talentoso tecnócrata desprovisto de sensibilidad política y social. López Obrador, torpón y lento sigue siendo la única fuerza política que se opone al cártel de la globalización.

Me resultó más interesante el posdebate: se llevó la medalla el doctor Juan de Dios Sánchez Martínez, médico de los de antes, universitario inteligente, culto, combativo.

Mexicanos como él nos animan a no arriar la bandera. El catedrático es de los hombres que no saben rendirse. Ésa es, simplemente, la línea que debemos adoptar. Esta pelea va a durar muchos años. Y al final ganaremos, como siempre.

Pie de página
Es bellísimo el arcaísmo: “Ahora le doy cumplimiento a mi mujer”. El hongo michoacano Pilz cura todo, desde el cáncer hasta la impotencia. Pero, al fin, alguien hizo algo bueno: antes de los diez o doce minutos de propaganda en la TV aparece un anuncio oficial: no se crea nada. Este es nomás un producto comercial. No le cura ni un resfrío. Vaya: un acierto.

 

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pq94

La Quincena N?92


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