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1061 18 Mayo 2012

 

Mugre física y moral
Hugo L. del Río

Monterrey.- Tiene razón la joven Irgla Guzmán, aspirante a una diputación federal por la coalición de izquierdas: nos asiste el derecho a vivir en un entorno de orden y limpieza física.

Ocurre que, en tanto rehenes de la violencia, olvidamos que nuestra vivienda común está muy sucia y desarreglada.

Perdón si ofendo sensibilidades delicadas, pero el desorden en esta casa de la comunidad me recuerda aquella película en la que Marylin guardaba sus pantaletas en el refrigerador.

La prioridad, desde luego, es neutralizar al crimen organizado, pero esta tarea de higiene moral no se contradice con la responsabilidad, a partes iguales, de la sociedad y la administración pública de mantener sano el ambiente.

Merecemos gobernantes que le regresen a Monterrey ese elemento de autoestima que nos llevó a ser, durante muchos años, la ciudad más moderna ─digna morada del ser humano─ de la provincia.

Hoy, nuestra metrópoli es un gigantesco basurero: ríos envenenados con toda clase de desechos, montañas de inmundicias en las calles y la media docena de plazas desarboladas que sobreviven.

Y qué decir de la contaminación que provocan industrias, talleres y automotores.

Ah, pero hicimos nuestro ese ridículo pleito entre Mauricio y los equipos infantiles o juveniles de fut gringo de San Pedro.
Caminamos pisando excremento pero, eso sí, muy al tanto de los Avispones, o como se llame esa escuadra y su lío con el alcalde.

Toneladas y toneladas de porquería y un despapaye vial que ya lo quisiera cualquier aldea de Botswana, mientras el patético señor Ervey Cuéllar insiste en convencernos de que conoce el oficio y sus simpáticos muchachitos le hacen pucheros de asco a la sola mención de la palabra “mordida”.

Pie de página
Ignoro si el ex subsecretario de la Defensa Nacional, divisionario Tomás Ángeles Dauahare es culpable o inocente de la grave acusación de complicidad con el narco.

El lenguaje que maneja el general no es el de un aliado de los capos. Es más: se significó como militar inteligente y de criterio independiente al adelantar que la guerra, tal y como se está llevando, nos conducirá al fracaso.

A esto le agregamos su enemistad con el secretario de la SeDeNa, Galván Galván.

Cereza del pastel: si no es abuso, parece serlo eso de golpear ─con todas las ventajas─ a un malqueriente porque un par de delincuentes impresentables dicen que Ángeles recibía narcodólares. TAD se merece, por lo menos, el beneficio de la duda.

¿Será que, aparte de todo, tampoco lo quiere la DEA?

 

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pq94

La Quincena N?92


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