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1061 18 Mayo 2012

 

¡Despierten, mexicanos!
Miguel Treviño Rábago

A la periodista Regina Martínez,
asesinada brutalmente en Veracruz

Reynosa.- El regreso del PRI al Palacio Nacional significaría el triunfo de Felipe Calderón. El “pacto” es el mismo que hizo Ernesto Zedillo con Vicente Fox: impunidad total. La fórmula se repitió entre Fox y Calderón: cero venganzas, cero acciones penales. Todo a cambio de la entrega del poder para saciar las ambiciones desbordadas de las pandillas que se han apoderado de México.

Los cárteles de la política no funcionan diferente de los cárteles de la delincuencia. Todos están bien organizados en sus respectivos negocios. El problema es que ambos grupos operan al margen de la Constitución y ambos grupos también tienen sus respectivos ejércitos. Priístas y panistas desde el año 1988 vienen pactando en secreto.

Desde Salinas de Gortari hasta Calderón, PRI y PAN siempre han llegado a los mejores acuerdos políticos y económicos. Por eso, ¿qué hace suponer a ciertos grupos que la sucesión presidencial no está ya pactada? El triunfo de Enrique Peña Nieto o de Josefina Vázquez Mota es lo mismo. Si bien es cierto que en público parecen reñir y lanzarse acusaciones, lo cierto es que lo peor que le puede pasar a México es que llegue a la presidencia cualquiera de los dos. Nuestro pueblo por eso los identifica como el PRIAN, porque representan los mismos intereses de los dueños de México.

Los norteamericanos, los ricos multimillonarios de México, la jerarquía católica hambrienta de poder y dinero, los monopolios de las televisoras, Telmex, Pemex, CFE, etcétera; los grandes medios de prensa y radio; las fuerzas armadas, los mismos partidos políticos como lo son el PRI, PAN, Verde, Panal y grupos corruptos dentro del PRD, los banqueros y grandes empresarios, los líderes sindicales y patronales más corruptos de México, las clases altas de la burguesía y los clasemedieros llorones y miedosos, prefieren el triunfo del PRI o del PAN porque no piensan en México, ni en 50 millones de pobres; sólo piensan en sus intereses, sus riquezas y sus risibles ahorros que cuidan como si en ellos les fuera la vida.

Quisiera equivocarme, estimado lector y lectora. Pero les formulo una pregunta sencilla: ¿a quién creen ustedes que le entregarán sus votos los panistas que finalmente se convenzan de que Josefina Vázquez no tiene la mínima posibilidad de ganar las elecciones presidenciales?  ¿A Peña Nieto o a López Obrador? ¿Ustedes se imaginan a los panistas votando por AMLO? Sería más lógico ver a un priísta votando por López que por Josefina. Pero la desbandada es notoria y los azules pierden más terreno cada día.

Mi hipótesis es que los votantes panistas asustados se van a ir a la cargada con Peña Nieto. PRI y Calderón tienen pactada una pelea electoral en donde la gran perdedora será la señora de apellido “diferente”. Y es evidente que el actual inquilino de Los Pinos no tendrá el menor escrúpulo en abandonarla para salvar “su pellejo” y el de sus más queridos cómplices. Es notorio el desinterés de Calderón por apoyar ya no a Josefina, sino al PAN.

Sumados los votos del PRI con los de los decepcionados y asustados panistas que nunca esperaron que Calderón llevaría a México a una “guerra civil”, que ha dejado 60 mil muertos en las calles, miles de desaparecidos, miles que huyeron al extranjero, principalmente a las ciudades fronterizas de los Estados Unidos, aterrorizados con una violencia que cada día es más salvaje y sanguinaria, es de suponerse que se suban a última hora al carro del más visible triunfador, que podrá tener muchos defectos, pero que garantiza la protección de sus intereses políticos y económicos. Esta es una triste realidad que no podemos ignorar, aunque sabemos que si gana el PRI es igual a que ganara el PAN. Repito: representan más de lo mismo. Y otra observación más: los chismes de Peña y de Josefina no generan votos. Los chismes eso son: chismes y chistes para reírse un rato y nada más.

López Obrador debería ser el gran triunfador de las próximas elecciones presidenciales porque sus propuestas son radicalmente opuestas a las del PRI y PAN. Pero necesita los votos de millones de mexicanos y mexicanas que se decidan a tumbar del poder a los panistas que se quieren quedar y a los priístas que quieren regresar. Es decir, tal como lo viene repitiendo el famoso “Peje” “sólo el pueblo puede salvarse a sí mismo”. Sólo los millones de trabajadores mexicanos sean del campo y la ciudad pueden darle el triunfo si la votación masiva arrolla en las urnas a los azules y tricolores.

Andrés Manuel no puede esperar votos ni de priístas ni de panistas, tiene que ser el verdadero pueblo el que se decida con fuerza y coraje a sentarlo en la silla grande de Palacio Nacional.

Pero indudablemente hay que salir a votar el primero de julio.

trabago49@hotmail.com  http://mx.groups.yahoo.com/group/elobservadorpolitico/

 

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