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1071 1 Junio 2012

 

CRÓNICAS PERDIDAS
Bajando de la nube
Gerson Gómez

Monterrey.- Sólo Capulina, de la época dorada del cine mexicano, me ha resultado toda la vida indigesto. Desde la niñez. Cagante. Con sus películas. Las frases. Sus rutinas: el yo-no-sé, puede-ser, a-lo-mejor, el día-martes-pavorreal.

Las presentaciones en provincia. Aún no me cae el veinte en la cabeza porque mi padre se encaprichaba para llevarme a su circo.
La rutina es muy simple. Como una pesadilla.
Los niños pasan al redondel. Los auxiliares seleccionan. Luego las personas de utilería colocan las sillas.

Once niños para diez sillas. Dar vueltas para encontrar el espacio disponible mientras la música corre. Al detenerse, agenciarse el lugar.
Sentones y pellizcos apresurados.

Luego Capulina dice: usted se ganó un pase. Un pásele a su lugar. Vaya con su familia a sentar: quien rompe la inocencia debería ser pasado sin juicio al pelotón de fusilamiento.

Por eso no tengo problemas con la ensoñación. Filosofar con las ganas.

La fantasía sexual de tener relaciones con una persona de baja estatura. No enana. Sólo con una mujer que sea de estatura reducida.
Conozco una de ellas. Accidentalmente llegó a la vida social sin proponerlo. En las oficinas de las juventudes comunistas que aún frecuento.

Ella cursa ingeniería en sistemas de computo.

Es linda. Sencilla. Morena aperlada. De nariz fina. Par de pechos equilibrados, listos para ser cosechados. Cintura cómoda. Nada despreciable su trasero.

Si vamos a perder, hay que intentarlo alguna vez. La vergüenza de llevarla a la cama. Juguetear con sus formas y tamaños. Seguramente podré disponer con facilidad.  Echarnos una capirucha.

Arriesgo y le propongo venir a casa. Tengo cerveza y ganas de verte, le dije.

Llegó antes de la media noche.

Establecimos tensión dinámica hasta que el alcohol nos relajo. Quiero contigo. ¿Qué?, contestó.

Hacerlo, ya sabes. Tener sexo. Hacer el amor. Coger.

Pero si tienes pareja, cómo crees. No me gustaría que tuvieras problemas.

Tal vez si me lo propone tu chica, podemos hacer un trío. Ella me gusta mucho y tú estás bastante guapo. Convéncela y lo hacemos.
Quizá tu verga sea del tamaño adecuado de mi vagina.

Entonces me sentí como aquella vez en el circo de Capulina. Esa maldita noche del problema real.

Cuando mi padre me llevó hasta el ruedo para que concursara con ese tipo tan perdedor. Estúpidamente tonto.

Bajando de la nube. Arrastrando los pies: inconforme.

 

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