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1082 18 Junio 2012

 

Administrar mejor el presupuesto
José Luis Apodaca

Monterrey.- El próximo gobierno federal administrará un gasto de 3.7 billones de pesos anuales, que significarán 22 billones de pesos acumulados durante el sexenio.

En el período de cuarenta años entre 1940 y 1980, nuestro México independiente en lo económico (aunque gobernado con autoritarismo) logró un crecimiento promedio anual de seis porciento, y multiplicó el PIB por un factor de diez.

De 1982 a 2012 habrán transcurrido cinco sexenios neoliberales (una poliarquía consolidada), que lograron un crecimiento promedio de dos por ciento anual, y solamente multiplicaron la economía por un factor de dos. El resultado es la mitad de los mexicanos con algún grado de pobreza, una cuarta parte viven en pobreza extrema, y diez millones de trabajadores emigraron a Estados Unidos de Norteamérica. Paradójicamente en los últimos 12 años, estos mexicanos expatriados han contribuido con cerca de 230 miles de millones de dólares en remesas para aliviar la pobreza extrema de los mexicanos.

La carga tributaria mexicana es del 11% del PIB (a diferencia de Brasil y los miembros de la OCDE que superan un 30% de su PIB), y el gobierno ha dedicado en los dos últimos sexenios ocho billones de pesos transferidos por PEMEX a financiar el incremento del gasto burocrático. Urge el compromiso de reducir la evasión fiscal e incrementar al menos la recaudación en un 6% del PIB, que implicarían 600 miles de millones de ingresos adicionales, para dedicarlos a proyectos de inversión y promoción del empleo.

Si comparamos el gasto federal entre los años 2000 y 2012, en pesos actuales el presupuesto se ha incrementado en 1.7 billones de pesos. No se requiere exceso de optimismo de un futuro líder comprometido con los mexicanos, para intentar ahorrar la mitad de lo que hasta ahora han gastado de más los gobiernos de estos dos últimos sexenios.

Resulta interesante mencionar algunos proyectos que representan un potencial de ahorro de 316 miles de millones pesos anuales en el presupuesto federal:

El gobierno federal tiene una deuda de CFE y Pemex por 150 miles de millones de dólares, contratada a 25 años en su mayor parte bajo el esquema pidiriegas, con tasas anuales de descuento de 12.5%. Renegociar esta deuda obteniendo créditos a una tasa de 5% anual, implicaría un ahorro anual de 120 miles de millones de pesos.

A Pemex le roban anualmente gasolinas por 35 miles de millones de pesos, y a CFE otros 25 miles de millones en electricidad. Un proyecto para combatir la impunidad en estos rubros, implicaría ahorrar 60 miles de millones de pesos al año.  

Cada año Pemex otorga contratos a empresas mayormente extranjeras por 270 miles de millones de pesos. Se estima conservadoramente en un 20% el impacto del cohecho, sobre el costo de las obras: Eliminar de raíz esta práctica delictiva implicaría ahorrarse anualmente 54 miles de millones de pesos. (En la perforación de cada pozo de gas natural en la cuenca de burgos, las trasnacionales le cobran a Pemex el doble de lo que se paga en Texas).

Construir 2 refinerías de alta tecnología para evitar la importación de gasolinas, significaría un ahorro anual de 30 miles de millones de pesos, después de haber cubierto los costos de amortización de la inversión. Además se crearían miles de empleos como resultado de la inversión directa.

El gobierno Federal a través de Comisión Federal de Electricidad podría instalar 6,000 Megawatts de plantas eólicas y ahorrarse 27 miles de millones de pesos anuales en gasto por combustóleo, después de cubrir los costos de amortización de la inversión. La aportación ecológica sería extraordinaria.

Entre la suprema corte de Justicia, el Consejo de la Judicatura Federal, el Tribunal Electoral y el IFE, podrían ahorrarse 20 miles de millones de pesos al año, si se ajustan a la mitad de su presupuesto actual.

Actualmente por cada diputado federal el congreso se gasta anualmente 10 millones de pesos, y por cada senador 30 millones de pesos. Si se reduce a la mitad el gasto por cada legislador, se ahorrarán en total casi 5 miles de millones de pesos anuales.

Por último, imaginemos los beneficios para nuestro México si se elimina tanto el paternalismo del sindicato de Pemex como la falta de habilidad de sus directivos para bien administrar esta macro empresa.

Y también el incremento radical en la calidad en la educación, si se elimina el paternalismo del sindicato de maestros y su intromisión en las labores de la Secretaría de Educación Pública.

Es entendible que los dos últimos presidentes descalifiquen la iniciativa de administrar con mayor honestidad, austeridad y eficacia el presupuesto federal, porque ambos han carecido de esas virtudes. Lo que resulta inaceptable es que solamente uno de los cuatro candidatos a la presidencia se esté comprometiendo a aceptar este reto.

 

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