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1082 18 Junio 2012

 

CRÓNICAS PERDIDAS
La incómoda cucaracha
Gerson Gómez

Monterrey.- Bebo cuando estoy solo. Acompañado lo hago mejor. Así no tengo distractores. Que a fin de todo, me vale.

Soy centro de atención. La cura de todos los males. La píldora del loquero para provocarse el sueño. Pero también el psiquiatra denso.

La licorera del quinceaños que los asistentes buscan llevar a casa, a la hora de la despedida, para seguir con la ingesta.

Es seguro. Sí. Que me habrán corrido de muchos sitios.

Dormido bajo cajas de camiones. Del brazo cansado de la fichera por el rumbo de la central camionera.

De espacios públicos, órale cabrón a dormir a su casa. Con mujeres sin nombre que la boca les sabe a cantina, salobre y con cascaritas de cacahuate.

En sitios a menos cero, el frío colándose, bajo el abrigo húmedo, hielo endurecido, por eso mueren miles de hipotermia.

En camiones con la cerveza en mano, el metro al final de la línea, en el carro no, la vez que lo hice, me dolió el cuello y la cabeza: vomitar los tapetes no es de buen gusto, tener que lavarlos con cruda es el madero más pesado de la cruz.

Desmemoriada conciencia. El guateque donde doy vueltas y luego me mareo.

Tengo la sospecha, que es como la marca de esperma en el único pantalón limpio, que te calzas a la hora de ir a pedir empleo. Sabiendo que no te lo darán porque le producirás miedo a la recepcionista que te dirá que la vacante ya fue ocupada.

Lo intuyo. Entro al bar de siempre y no me dirigen la palabra. Sólo el encargado te recibe con gusto. Y te dice: qué bárbaro, qué buen chou hiciste ayer, hasta que te quedaste dormido en la mesa.

Luego pasan de largo. Te evaden. Eres la incómoda cucaracha en un plato de comida caliente.

Las mujeres que te han invitado a sus apartamentos a beber desconocían el poder del alcohol. Lo que hace cuando entra en el torrente de la sangre.

Cómo pierdes los estribos. Te ven perder los prejuicios. Las besas. Les aprietas de la cintura.
Te les repegas. Las haces sudar. Calentarse. Luego les descorres el pantalón o la falda. Les haces calzón chino. Las estrangulas.

Permíteme tantito, deja me quito la ropa, te dicen.

Algunas salen huyendo. Otras se quedan para saber si es cierto que harás todo lo que has dicho.

Todas quieren contigo. Todas son materia dispuesta. Tomen su turno les dices, que para todas hay.

Eso es alegría. El oasis donde abrevas.

La felicidad es un tarro con cerveza helada mezclado con Michemix.

 

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